59- Sinfonía de piel (Manuel Menéndez)
La ginebra fue la obertura. Tras algún travieso pizzicato en el ascensor, al llegar a mi piso iniciamos un accelerando a due al que siguió un crescendo en el que su liguero voló tras el compás de mi camisa. Ya desnudos por completo, nos fundimos en una alternancia de movimientos. A un delicioso allegreto siguió un atronador presto agitato y, con sumo esfuerzo, un sostenuto final. Quizás el resultado final hubiera mejorado ejecutando un ritardando, intercalado entre el vivace y el molto vivace, pero juraría que mi compañera alcanzó varios vibratos previos al adagio e incluso me pareció distinguir un trémolo. En fin, no quiero jactarme de ser un virtuoso, pero creo que el tempo fue más que correcto, incluso brillante en algunos pasajes. Sin embargo, al amanecer, la última nota se había desvanecido con ella. Y yo vuelvo a ser solista otra vez.
Jajaja, Manuel, ¿todo eso en el ascensor?, pensé. Luego releí.
Muy musical y ya sabes, más vale un solo que un mal dueto.
Suerte, un abrazo.
Jajajaja. Sí, los ascensores dan para mucho pero igual toda una sinfonía hubiera sido demasiado🤣
Lo importante es practicar para estar preparado el día que te llamen para un concierto🤣🤣🤣. Graciasss
Hola, Manuel.
Si tuviera que ponerle música a este fantástico relato, yo le pondría el Bolero de Ravel. De hecho, me he puesto esa banda sonora para hacer una segunda lectura.
Buena propuesta. Un saludo.
Gracias, yo me lo imagino con más cambios de ritmo pero siempre es un buen momento para volver a escuchar el Bolero de Ravel😍. Gracias!!!
Suena a una gran noche. Y si se desvanece al amanecer, duermes más amplio 😉
Muy buen relato, Manuel.
Pues sí, a veces es bonito que te pidan un bis, pero a veces también es un alivio que no te lo pidan🤣🤣🤣. Gracias y besos!!
Tú que tanto sabes de música y del universo de posibilidades comunicativas que ofrece, has demostrado de la manera más original todo lo que es capaz de expresar, desde el punto de vista de las letras y ciñéndote al tema propuesto, sin que falten matices, envuelto en un simpático buen humor.
Una historia que deja tantas buenas sensaciones que no es necesario que haya cadáveres (tú ya me entiendes). Un relato divertido a más no poder, aunque quizá algo decepcionante para el protagonista. Tras esa intensidad el personaje esperaba algo más que una despedida a la francesa, pero que le quiten lo «bailao». Ya habrá otros viajes en ascensor.
Un abrazo, Manuel. Suerte
Gracias Ángel, como bien sabes las grandes fuerzas que mueven el mundo son el sexo, la muerte y el dinero. Como de lo último ando escaso me decanto en esta ocasión por el primer tema, aprovechando para intentar una sonrisa en estos tiempos tan poco propicios. Reitero mi agradecimiento y un abrazo enorme, amigo!
Bueno, un solista de mano virtuosista (que no virtuosa) como que casi no necesita más. Muy bueno, Manuel.
Suerte y abrazo.
Todo el relato es una filigrana, puro disfrute. Genial, Manuel.
Mucha suerte para ese solista en su próximas actuaciones.:-)
Un abrazo.