10. Encrucijada (Javier Igarreta)
Tras meditarlo concienzudamente, Eduardo abandonó su carrera, aquel camino que había empezado siendo niño. De pronto se encontraba extrañado en el mundanal ruido, ante un futuro incierto. Ocupaba su tiempo ayudando en casa y a veces visitaba una librería de viejo. Allí trabajaba Laura. Una tarde que le vio afanado entre los montones de libros se acercó para ayudarle. Pillado por sorpresa, Eduardo fue incapaz de articular una excusa coherente y buscó la salida azorado.
Tras varios días fustigándose por su absurda reacción, volvió a la librería esgrimiendo una disculpa excesivamente alambicada.
Olvidado aquel percance su conversación se hizo más fluida, aunque con una clara tendencia a salpimentarla con matices que invitaban a adjudicarle una cierta posición.
Una mañana, Laura pasó casualmente por su barrio y le saludó, tan amable como sorprendida. Eduardo, que barría la acera ante la portería de sus padres, sintió que el suelo se hundía bajo sus pies, mientras se teñía de rojo su incontrolado amago de sonrisa. Aún fue capaz de blandir la escoba como un malabarista, antes de balbucir: “Aquí, ya ves, pasando el rato”. Laura se hizo cargo de la situación y obvió cualquier atisbo de crueldad con un gesto aséptico.
En cada decisión hay un motivo. Los que conducen a que una persona abandone sus estudios superiores pueden ser muy diversos, no se especifican los de tu protagonista, pero sí que, pese a ello, no ha perdido la afición por las letras, como tampoco su capacidad de asombro, pues ante una librera siente una gran confusión, fruto sin duda de unos inesperados sentimientos, a lo que hay que unir la vergüenza, pues considera que ayudar a sus padres en una portería no es la imagen que le gustaría ofrecer ante ella.
Con todas las cartas sobre la mesa ya no caben disimulos. Lo que a partir de ahora suceda ya solo dependerá de ellos. Lo que sí sabemos es que si su relación continúa estará exenta de tapujos y secretos.
Un relato sobre la apariencia y la imagen que nos forjamos o suponemos acerca de alguien y lo que realmente sucede.
Un abrazo y suerte, Javier
Muchas gracias Ángel por tu comentario. Sin duda enriquece mi relato, abriéndolo a nuevas expectativas. Un abrazo.
Juegos de amor y el qué dirán, la imagen que damos y lo que nos gustaría aparentar. Ojalá superen la fase y vean lo que tienen en común, que no es la escoba… o tal vez sí. Un magnífico relato de confusiones y cierta vergüenza. Suerte y abrazos, Javier.
Muchas gracias por tu comentario, en el que sintetizas acertadamente el quid de la cuestión. Me alegro de que te haya gustado. Un abrazo, Rafael.