Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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11. “SIN VERGÜENZA” (Rosa Iglesias)

Sube contenta por las escaleras, su mamá le ha dejado salir sola a por el pan.

No lleva ni dos escalones cuando un hombre con poco pelo y gafas, le dice algo sobre una tal Pepa, ese nombre le suena.

Entre palabrerías que solo una niña de nueve años oiría por educación, la convence para que le acompañe.

Sigue al señor por el laberinto de calles que apenas conoce, después de un rato que le parece un mundo, llegan a un portal donde, no sabe muy bien porque, entra con él.

En ese momento coge a la niña y la sube un escalón, frente a ella, levanta el vestido rojo con flores blancas que lleva puesto e intenta bajarle su ropa interior.

Avergonzada y aterrada, solloza y gime, algo que a él le ofusca y confunde, ante esa situación inesperada decide dejarla ir.

Corre como alma que lleva el diablo, buscando desesperada su hogar, donde sentirse a salvo.

Entra en casa, se da cuenta que lleva el pan debajo del brazo, aplastado lo deja en la encimera, con los ojos llorosos y los mofletes colorados, sin hacer ruido se encierra en su habitación sin decir nada.

3 Responses

  1. Ángel Saiz Mora

    De eso se valen algunos mal nacidos, de la vergüenza de una niña que no se atreve a expresar ante quienes la quieren su sufrimiento ante un desgraciado episodio. Al menos, el individuo (algo hay que llamarle) se ha detenido en un momento de confusión, aunque seguramente no de compasión, lo que no quita hierro al delito cometido, ni asegura que no vuelva a reincidir y con peores consecuencias. La vergüenza de esta pequeña a causa de un sinvergüenza está más que justificada y no debería reprimirla. Ojalá salga a la luz, para que no vuelva a repetirse.
    Un relato que, aunque ficción, podría suceder, aviso de navegantes de lo que puede haber ahí fuera.
    Un saludo y suerte, Rosa

  2. Isabel Torralba

    ¡Pobriña! Solo de pensar en lo que le ha pasado se me encoge el estómago… Espero que se lo cuente a sus padres, no es bueno guardarse esas cosas. Ojalá no haya otras niñas… Un abrazo

  3. Curiosa serie de hechos, con una narración como calmada, que al final termina por helarnos la sangre y enervarnos. Una buena combinación de contenido y forma para narrar la vergüenza que a la niña provoca un sinvergüenza. Me has hecho gritarle mentalmente a la niña que saliera de ahí porque también has generado una sensación como de cámara. Buen texto y denuncia. Y esperemos que no se repitan estas cosas. Suerte y abrazos, Rosa.

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