31 LA VERGÜENZA DE MAMÁ (Rosalía Guerrero Jordán)
Siempre fui la vergüenza de mamá, que me repetía constantemente: “hijo, no puedes estar todo el día en la cama, tirado sin hacer nada. ¡Y arregla de una maldita vez esa leonera que tienes por habitación!”
Sí, lo confieso, siempre fui una persona perezosa, más dada a la meditación en horizontal que a la frenética actividad que conlleva el trajín diario. Me costaba encontrar un trabajo, y cuando lo hacía me duraba menos que una cerveza en un concierto punki.
La solución a todos mis problemas llegó como caída del cielo cuando vi la oferta laboral de una cadena hotelera escandinava. No me lo pensé dos veces: cogí el primer vuelo que encontré y me vine a hacer la prueba de selección de personal. Me enorgullezco al decir que fui el candidato mejor valorado.
Ahora mamá está muy orgullosa de mí, pero se cuida muy mucho de explicar a qué me dedico.
Por cierto, el anuncio decía así: “se buscan calientacamas humanos, salario a negociar, alojamiento y pensión completa incluidos”.
Puede que el muchacho fuese un incomprendido, alguien que no acababa de encajar en ninguna actividad porque no se le había puesto delante la idónea para su naturaleza. Cuando ello al fin sucede, se comprende también la vergüenza de su madre, el que no quiera entrar en detalles acerca de su forma de ganarse la vida. No cabe duda de que, de existir un trabajo así, muchos se apuntarían.
Un relato divertido, sobre todo en su desenlace final.
Un saludo y suerte, Rosalía
Hola Ángel! Pues la verdad es que sí que existe ese trabajo, jaja, increíble pero cierto. Igual tendría que cambiar de profesión, que con la edad voy perdiendo energía!
Me he divertido mucho leyendo tu relato. Será verdad que todos valemos para algo. Solo hay que saber encontrar nuestras cualidades. Muy bien contada esta historia, Rosalía.
Un abrazo
Hola María! Me alegro de que te hayas divertido. Por mi parte, me reía yo sola mientras lo iba escribiendo, jaja.
Saludos.
Calientacamas humano, y dices que existe: he confundido mi vocación o he nacido en el momento y el lugar equivocados. Con lo que me gustan las camas frías… y tu relato, porque es divertido y está bien contado. Abrazos calurosos y suerte.