46. VERGÜENZA SIDERAL (Mødes)
Ni poco, ni algo, ni bastante.
No.
Yo era un cabrón integral a tiempo completo. Todo un cabrón pata negra.
Y me pasaba interminables noches de fiesta en Neptuno, o hacía la ruta del Plutón verbenero y canalla.
Y me quemaba con las ardientes hembras de Mercurio, o perdía la noción del espacio-tiempo en los antros más infectos de nuestra galaxia.
Y una maldita noche, mi mujer, harta de padecer la cara oculta de mi luna, me dijo que quería el divorcio.
Entonces, el tejido estelar de estupidez que nublaba mi mente se resquebrajó.
Y sentí una infinita vergüenza por mi comportamiento.
Y quise reconquistarla.
Por eso le regalé el anillo más grande de Saturno, pero ella lo rechazó.
Después creó un agujero negro y, sin molestarse en decirme adiós, desapareció en su interior.
Y yo, al verme solo, empecé a llorar.
Millones de años más tarde, una de mis lágrimas aún vaga errante por el sistema solar.
Los humanos del planeta Tierra la llaman Halley.
El mítico Halley nos visita cada cierto tiempo y su composición de hielo sucio, petrificado, cuadra de forma perfecta con tu historia. Desde el momento en el que desconocemos lo que hay ahí afuera, en ese universo que, si no es infinito, lo parece, nadie puede negar que sea posible la existencia de un ser de proporciones gigantescas en comparación con lo que conocemos, aunque tan tarambana como algunos terrícolas, capaz de herir sentimientos y de arrepentirse después, cuando ya no tiene remedio.
Alternancia de frases cortas y largas, que concluyen en puntos y aparte, para un relato original, con un título que le va de maravilla.
Un abrazo y suerte, Modes
Jo, qué chulada de micro! Se puede decir que estratosférico.
Directo al libro. Auguro.
Abrazo, Modes.
Anda, una preciosa odisea espacial, Modes. Has jugado divinamente con los astros y les has dado un protagonismo especial y diferente. Ay, ese anillo quisiera yo, para subirme encima y recorrer los amaneceres. Para derribar muros terráqueos y respirar la atmósfera que se me antojara. Sin anclajes ni deberes.
Un bonito universo, tu micro.
Suerte y felicidad, amigo Modes.
UAUHHHHH me encanta!!!
Oh! Recuerdo bien al Halley, yo tenía unos 12 años cuando pasó. Si hubiese sabido en aquella época que era una de las lágrimas de un cabrón sideral, lo habría puesto en el trabajo de varias páginas que me hicieron hacer en la escuela sobre el dichoso cometa 🙂
Original tu historia.
Muy bueno y diferente.
Abrazos marinos.