43. BALADA PARA ELISA (Belén Mateos)
Elisa era ese tipo de mujer que desconcertaba, que no ubicabas en ninguna parte y menos a la sociedad a la estábamos acostumbrados.
Su cuerpo era puro asombro a nuestra mirada, sus andares delicia, el canal del escote memoria. Era un cuerpo sostenido por la fruta prohibida.
De niña tropezaba a cada paso, le era imposible aprender la tabla de multiplicar, las declinaciones y menos entender el alfabeto.
El pediatra le diagnosticó reuma. Estuvo en reposo tres meses. Ella los contaba en un ábaco que le regaló su abuela, envuelta en la manta de ganchillo que tejió mientras le aplicaba gasas calientes y una nana.
Llegó a casa recomendada por nuestra matrona.
“Tiene las piernas firmes, los pechos tempranos y una lozanía que hará de sus labores una complacencia”.
Y así fue durante seis meses. Aprendió el abecedario y devoró libros.
Tras un año de aprendizaje su vientre comenzó a tejer vida, el mozo de cuadra a evaporarse, el hijo bastardo a enmudecer, el legítimo a profanar su desliz.
Pero Elisa señaló al dueño de su gemido y él, sumiso, atesoró toda su fuerza en hacerla solo suya por encima del decálogo de sus antepasados y de su fortuna.
En ciertas épocas y circunstancias, que una empleada, un miembro de la servidumbre, a años luz en la escala social de quien la ha contratado, se quedase embarazada del cabeza de familia o del hijo de sus «señores», solía enmascararse para que no se supiera, considerándolo un desliz sin consecuencias. Lo sorprendente es que, en este caso, el heredero, olvidando apariencias, conveniencias, dimes y diretes, reconoce la relación y el fruto de ambos.
La crónica de una mujer fascinante que supo superar sus circunstancias, aprender vocabulario y devorar libros dice mucho de ella.
Un abrazo y suerte, Belén
Que decir ante tus palabras siempre acertadas querido Ängel, muchas gracias, muchos abrazos.
Hay crónicas que sorprenden, vocabularios que embarazan libros, apariencias que desconciertan.
Belén, en tan poquito nos dejas la historia de vidas desgarradoras y que tu poesía, la hace dulce y hermosa, a pesar del dolor que encierra.
Mucha suerte, bonita!!
Besicos muchos.
Muchas gracias linda Nani.
Hay vidas que nos duelen, historias con sabor semidulce.
Abrazos mil.