66. La mujer del amante
A Mónica le gustaría tener la piel tan tersa como su profesora de yoga, y también su cuerpo de modelo. Daria lo que fuese por tener los ojos azules como un cielo de mayo y los dientes perfectos de la vecina de enfrente. Pero sobre todo tiene envidia de la mujer de su amante porque despierta con él cada mañana.
Su psicólogo, que le había preguntado a quien envidiaba, emitió un sonido nasal indescifrable y apuntó algo en la libreta. Luego quiso saber si conocía a la mujer de su amante. Mientras Mónica contestaba que no, decidió que tenía que verla. Su amante apenas le hablaba de su esposa, pero sí que le había dicho dónde vivían, así que se ha apostado discretamente cerca de su casa hasta que la ha visto salir.
La esposa de su amante tiene los ojos azules como un cielo de mayo, los dientes perfectos, la piel tersa y un cuerpo esvelto que se mueve como el de una modelo de pasarela. Ha quedado tan fascinada por la visión que si el psicólogo volviera a preguntarle de quien tenía envidia, ahora Mònica contestaría que de su amante.