33. Plano secuencia
El frío de la culpa encoge a la joven solitaria en su asiento. Sobre las rodillas, el bolso donde guarda el revólver que utilizó hace unas horas. Al detenerse el tren, sus dos vecinos de compartimiento se levantan y van hacia la salida. El exceso de rouge provoca un aspecto vulgar en la mujer madura. Su acompañante, un anciano, camina arrastrando la pierna. “¿Crees que ahora estamos a salvo?” —pregunta ella al bajar al andén—. El viejo saca un cigarrillo abandonado en el bolsillo de su arrugada chaqueta. “El patrón tiene ojos en todas partes. Quién sabe” —contesta— y se acerca a un hombre que contempla alejarse al convoy. “¿Tiene fuego?”. El hombre le entrega un encendedor, pero se marcha sin esperar a recuperarlo. Llega al parking y entra en un vehículo. Conduce por una carretera salpicada de casas aisladas. Suena el manos libres. “Cariño, ¿vienes en el tren? —dice una voz femenina—. Cariño…” El hombre apaga el móvil, para en el arcén y llora. En la casa más cercana hay una luz encendida que muestra el interior de la habitación. Ahí estás tú, lector o lectora, y comienzas in medias res tu propia historia. Fundido en blanco.
Como en un caleidoscopio, se nos presenta un compendio de historias que, intuimos, han de converger de alguna forma. Diferentes personajes, que arrastran dramas consumados o latentes, se entrecruzan hasta alcanzar al mismísimo lector, al que secuestran de su cómoda posición, despojándole de su papel de observador externo, para integrarlo en una trama abierta.
Un relato con forma y referencias de guion («plano secuencia, «in medias res», «fundido en blanco») que incita a nuevas lecturas y en cada una a descubrir un mundo de posibilidades. Transmite una tensión emocional que atrapa en un bucle del que no puede escaparse. El nivel de la literatura, como el del cine, que tan buen maridaje pueden ofrecer, se mide en buena medida por el interés que concita en quien lo consume.
Un relato distinto, muy interesante y de gran originalidad.
Un abrazo y suerte, María
Gracias, Ángel, por tu comentario. Para mí es una delicia leerte siempre. Con tus análisis enriqueces los relatos, al menos, el mío.
Un abrazo grande.
Lástima, María, que con esta película que nos cuentas no puedas ser nominada para los premios Goya -aunque lo de subir al escenario de los Goya ya no es algo insólito en tu casa 😉 -. Lo cierto es que de nuevo vuelves a lucirte con tu habilidad narrativa, siempre cuidadosa y original. Que tengas mucha suerte. Un abrazo.