79. Tiempo que no volverá (Nuria Rodríguez)
A pesar de ser gemelas idénticas, he de reconocer que Laura, siempre fue especial. Mientras que yo andaba perdida y sin rumbo por el mundo, ella, hacía las delicias de nuestros padres. Era buena estudiante, cariñosa y atenta, en definitiva, la hija perfecta.
A pesar de nuestras diferencias, ambas nos procesábamos un amor incondicional.
El destino o esta puta vida quiso que aquella noche de inverno, fuese Laura y no yo, la que tomase una mala decisión. No tuvo más oportunidades y su vida quedó segada en una fría cuneta.
Siempre había creído que al estar tan unidas, si algo malo le pasaba a ella yo lo notaría en cada poro de mi piel, pero no fue así, dormía plácidamente cuando aquella maldita llamada me despertó.
Desde entonces, mis padres son como el mecanismo de un reloj sin pilas, se han quedado parados, inertes. Yo intento avanzar, al igual que la manecilla del segundero, pero una fuerza superior me impulsa hacia atrás sin remedio.
Las historias con gemelos siempre son interesantes, en especial, por ese vínculo tan particular que se crea entre ellos (o ellas), que hace que lo que a uno le sucede repercuta en el otro. Lo original de tu relato es que eso no le ocurre a la hermana que sobrevive, los mitos son mitos y la vida siempre sigue, o al menos, tu protagonista lo intenta, otra cosa es que ella y sus padres lo logren, pero quizá no tanto por tratarse de gemelas, sino por la personalidad y carisma de la que desapareció. Sin su presencia siempre va a faltar algo, habrá nuevos días, pero lo perdido no volverá, como bien expresa el título, que recuerda un poco una bonita canción de Queen.
Un abrazo y suerte, Nuria
Un relato con final inquietante. Muy fluido y bien narrado. Suerte con él, Nuria. Un abrazo.
Muchas gracias Ángel por pasarte a leer y a comentar, siempre tan amable. Cierto es que el tiempo pasado no volverá y a veces, cuando una tragedia así te sacude, es casi insoportable seguir adelante, como a la manecilla del segundero en un reloj sin pilas. Un abrazo compañero.
Gracias Pablo por tus amable palabras y por pasarte a leerme. Un abrazo fuerte.