Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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34. LAS TRAMPAS DE LA MENTE (Mercedes Marín del Valle)

Siempre soñé con tener una casa con jardín, a ser posible con hierba de verdad y flores silvestres, pero como no había dinero me consolé pensando que se llenaría de bichos con alas y sin ellas, así que me conformé con un pisito con balcón, uno de esos de losas rojas que tan bien se friegan. Aquí tengo mi sillita de enea y el cesto con los ovillos, y, aguja de croché en mano, mientras miro a la calle, hago círculos circunscritos en cuadrados, todos muy coloridos. Los estoy juntando en una bolsita a ver qué hago luego con ellos.

Ahí va la Juana, ¡qué gorda se ha puesto!

  • ¡Juana! ¿Es que estás coja?
  • Sí hija, sí. Me caí la otra tarde en el jardín.
  • ¿Te has roto algo?
  • No, que se me enredó la zapatilla en la hierba y me fui de narices contra el suelo, solo el golpe.
  • ¡Vaya por Dios! Qué mala suerte, mujer.

 

No puedo menos que reírme, pero no es por la Juana, es por mis pensamientos, ya me gustaría a mí caerme sobre la hierba y que revoloteasen los bichos a mi alrededor porque aquí, en mi balcón, solo hay moscas cojoneras.

 

 

 

 

5 Responses

  1. Ángel Saiz Mora

    Siempre se dice que en el jardín del vecino la hierba crece mejor, como símbolo de nuestra forma de ser. Pertenecemos a una especie capaz de adaptarse al medio y hasta de transformarlo, el problema es cuando no queda otra que conformarse con unas expectativas más bajas de las que habíamos pensado, porque eso solo lo aceptamos a regañadientes.
    De forma natural estamos hechos para mejorar y evolucionar. De ahí que tu protagonista trate de disfrutar cuanto puede de su balcón, como sucedáneo de jardín, lo que no quita para que reconozca lo que en realidad le gustaría.
    Un relato con un personaje central que conoce bien lo que quiere, pero que también sabe utilizar el humor para paliar sus frustraciones. Donde no llega la realidad lo hace la mente y la imaginación.
    Un abrazo y suerte, Mercedes

  2. Barceló Martínez

    Hola, Mercedes.
    Se me vienen a la cabeza varios refranes leyendo este entretenido y simpático relato que nos regalas: «el que no se consuela es porque no quiere» y «No es más feliz el que más tiene, sino el que menos necesita».
    También he pensado en alguna gran película como la «ventana indiscreta».
    Ese balcón, aunque sea objeto de conformismo y resignación, alberga un montón de posibilidades. Por ejemplo, salir un poco a tomar el fresco a ciertas horas, o a disfrutar de las vistas, que si son de calidad, que se quiten los jardines, que dan mucho trabajo.
    Un refrescante abrazo, estimada amiga.

  3. Hola, Mercedes. Da entre ternura y pena el pensamiento de la protagonista, que a todas luces no se conforma con su balconcito y su sillita de enea y sus ovillos para tejer al crochet, porque sigue anhelando y hasta envidiando tener un jardín con hierba, lleno de bichos, en el que hasta caerse y torcerse el pie sería un lujo, como le ha pasado a su vecina… Trata de ver el vaso medio lleno y no lo consigue, porque lo hace poniendo el foco en la carencia, no valorando lo que tiene… Si pensara, por ejemplo, en comprar un bonsái, y supiera que los jardines verticales hoy están de moda, se libraría de las moscas cojoneras y vería su pequeño balcón con otros ojos…

    Un micro sobre las trampas de la mente, que no entrampa al lector, jaja…

    Muy bueno, Mercedes, te felicito. Besotes 😘😘😇😇

  4. Mi agradecimiento a todos vosotros, Ángel, Barceló, Mariángeles y Manoli. Realmente uno se acaba adaptando a lo que tiene, resiliencia lo llaman ahora, pero en su interior, todo aquello que soñó un día, lo que soñó de verdad y con todo su entusiasmo sigue vigente y por muchos paños calientes que se pongan, al final, ese deseo brota cuando menos lo esperamos. Mi deseo para vosotros es que sigáis creando y logrando todas las metas, grandes o pequeñas porque el éxito está en esas pequeñas cosas y en la felicidad que nos dan. Abrazos desde el corazón.

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