11. SALTO AL VACÍO – EPI
Todavía la casa estaba a oscuras, me levanté y fui a las habitaciones de mis hijos.
Sabía dónde estaban, a tientas cogí las cartillas.
En el bar de enfrente del Banco, me tomé tres cazallas a la espera de que abrieran.
Ya en la plaza de Colón, entré en el Casino.
Me gusta el Black Jack y la crupier me saludó como tantos días.
Hoy va a ser diferente, voy a jugar con cabeza, las deudas que tengo son acuciantes.
Estamos los dos solos, me pido una Ginebra preparada y empiezo pidiendo carta, 21, pide ella y pierde, recojo la ganancia.
En la siguiente me salen dos figuras, me abro y duplico la apuesta, pido cartas y me salen dos 21, ella vuelve a perder y recojo las fichas.
Tengo una buena mañana y dos horas más tarde las fichas van a pagar las deudas, me levanto.
Al salir, paso por la ruleta americana cuando la bolita está dando vueltas, me paro y antes de que diga, no va más, coloco todo en el 12, mi cumpleaños.
Salgo a la calle, el 13, por la izquierda viene un autobús muy deprisa y salto a su encuentro.
La suerte es voluble y no se puede tener todo. Una ley no escrita parece estar ahí para equilibrar. Tentar a la fortuna demasiado es como jugar con fuego.
Un relato que muestra que todo puede cambiar cuando menos se espera.
Un abrazo, Epi.
Suerte