13.- El equipaje.
Papá desapareció nada más cruzar la frontera, llevándose la maleta repleta de billetes. Entonces comprendimos que, cuando hablaba de una nueva vida, pensaba en singular.
Dos niños, una madre asustada, sin dinero y con pasaportes falsos no era un buen comienzo. Al menos, el capullo de nuestro padre nos dejó la autocaravana con la que habíamos llegado a México. Mamá se desvivió para sacarnos adelante cocinando para los turistas. A veces nos despachaba y dejaba que algún gringo entrara en la caravana. En estos siete años hemos visto desfallecer a mamá demasiadas veces.
Cuando creímos que ya tocaba dejar de ser fugitivos decidimos regresar. Una vez más, mamá hizo su magia y consiguió embarcarnos en un carguero. Cruzamos el Atlántico. Aunque caducados, conservábamos nuestros documentos de identidad auténticos y logramos llegar a casa. Al principio nadie parecía reconocernos, pero pronto fuimos la comidilla de todos. Nos señalaban y dejaron de hablarnos. Salíamos a la calle solo de noche.
Aún permanecía en la plaza aquella sucursal. Hace dos días, mamá agarró una maleta y desenterró la pistola simulada que papá utilizó siete años atrás.
Hoy, surcamos otra vez el Atlántico en un carguero de dudosa procedencia. Y de incierto destino.
1ª parte: https://estanochetecuento.com/viaje-en-familia/
La segunda parte de una historia que empezó prometedora, los viajes suelen serlo, pero que se reveló como una traición y el principio de algo, sí, pero, de una odisea, con una madre entregada y heroica, que logra sacar adelante a sus hijos y desandar lo andado, con un difícil camino de regreso, para volver a emprender el mismo con el dinero obtenido con un robo. Puede que la trayectoria sea idéntica a la primera vez, que las cosas se repiten, pero se trata de algo muy diferente, todo y todos han cambiado. Falta el cabeza de familia, al que intuimos que, quizá, volvamos a verle en una posible tercera entrega, de la que quedamos a la espera.
Un relato continuación de otro anterior, que bien podría leerse de forma individual y quedarse con un mensaje abierto.
Un abrazo y suerte, Álvaro
Hola, Álvaro. Comparto la opinión de Ángel en el sentido de que tanto este micro como el anterior, «Viaje en familia», bien pueden ser el gérmen de una micronovela… Ya quiero saber cuán incierto resulta ser ese destino en barco cruzando el Atlántico… Y esa madre, una madraza para sus hijos, se queda sin recursos y hace lo que otrora hiciera su marido ladrón; se convierte en alguien de armas tomar, no por el dinero sino por el bien de su prole… Una madre así, creo yo que merece el éxito.
Cariños,
Mariángeles
Sabemos, cuando partimos de viaje, a dónde y cómo vamos. Y creemos saber cómo regresaremos, pero eso, el regreso, siempre está en el aire. O en el océano.
Creo que más antes que después, ese padre reaparecerá.
Un abrazo, apreciado Angel.
Las madres, querida María Angeles, salvo en contadas excepciones y a diferencia de muchos padres, conservan indefinidamente el instinto maternal. La madre de estos relatos lo tiene grabado a fuego. Estoy seguro de que alcanzará, como dices, el éxito, que será tambien el de su prole. Veremos…
Un abrazo.