32. RETORNIA (Belén Sáenz)
Cada viajero divisa Retornia desde un recodo diferente de su itinerario, así que su perfil no consta en ningún atlas. Desde la perspectiva del águila tiene forma de canal de parto invertido, pero su realidad palpita oculta en el entramado antiguo de todas las poblaciones. Al final de un callejón sin salida. Sus moradores, heridos por arrollamiento y cubiertos de cicatrices, se sientan a la puerta de sus casas y nunca pasean por no encontrarse con su reflejo en el azogue con que están pintados los muros. Con la frente marchita, los vestidos apolillados y de talla más grande o más pequeña que la que corresponde, hablan de lado a lado de las calles en un galimatías común que llaman Recuerdo. Así transcurren los años de veinte en veinte, mientras el soplo que es la vida dobla las esquinas, revolviendo hojas secas y fotografías arrugadas. No hay música ni niños en Retornia; el único sonido es la radio encendida. Y dicen que reina un otoño eterno en las cuatro estaciones, porque todos los que habitan este lugar infeliz presienten que volver siempre es un fracaso.
Has trazado un lugar que puede corresponderse con la tentación de mirar hacia atrás y recrearse en ello, en contraposición a la valentía de afrontar presente y futuro. Se trata de un espacio donde todo parece vivo, pero en realidad nada lo está.
Asumir el pasado es sano, en el sentido de que conforma nuestro momento actual, tenemos que saber de donde venimos y lo que hemos sido, otra cosa es dejarse atrapar por las garras de lo que, no solo ya no es, sino que no permite avanzar.
Un relato lleno de simbolismo, en el que se respira una decadencia con tintes surrealistas, con una descripción lírica muy bien dibujada.
Un abrazo y suerte, Belén
Las imágenes que recreas, la cadencia de las oraciones, el ritmo… nos hacen sentir una nostalgia como si también fuéramos moradores de Retornia. Gran relato, Belén.
Esa radio encendida en la que sin duda está sonando el tango «Volver», que iría como un guante al relato y parte de cuya letra nos has desmenuzado en la narración.
Excelente.
Suerte y abrazo.
Qué relato tan triste y deprimente pero qué maravillosamente narrado. Mi enhorabuena
Bellísimo, Belén. Esa ciudad «invisible» fabricada de melancolía y cargada de poesía en cada palabra. Su ritmo, sus silencios… Me ha encantado.