64. De tal palo…
La relación de mis antepasados con el dinero fue desastrosa.
A mi bisabuelo, que era un gran jugador, no le acompañó la suerte la noche en la que, teniendo buenas cartas en la mano, apostó todo lo que tenía. Su primogénito, mi abuelo, era un manirroto. Mi abuela nos contó que para evitar la ruina no tuvo más remedio que encerrarlo en el desván.
Con estos antecedentes, no es de extrañar que, cuando nos tocó el gordo de la lotería, mi madre sentenciara que era la peor desgracia que nos podía haber caído. No se equivocó . En poco tiempo, gastamos lo que teníamos, y lo que no teníamos. Acumulamos tantas deudas que a mi padre le obligaron a pagarlas con su vida. Desde entonces, mi madre se mata a trabajar, compra sólo las ofertas y apunta en una libreta todos los gastos. Pero a mí, que soy un nativo digital, me gusta estar a la última. Para no perder el tren de la modernidad, después de informarme muy bien en internet, he invertido nuestros ahorros en criptomonedas. Es un negocio redondo. Ha sido muy fácil, sólo he necesitado un par de clics para hacernos millonarios.
A este descendiente de personas sin olfato ni suerte en el emprendimiento económico, no se le puede negar buena intención. Buscar dinero fácil y rápido para asegurar la economía familiar no tendría que ser negativo. El problema es que de nada le sirve la enseñanza precedente y cierta mala estrella que parece llevar en la sangre.
Un relato que corrobora que el ser humano puede volver a caer una y otra vez en los mismos errores.
Un abrazo y suerte, Almudena
Muchas gracias, Ángel por leer nuestros relatos y hacer unos comentarios tan acertados. Es impagable todo lo que haces por los que escribimos en el concurso.
Un fuerte abrazo
Este recorrido por cuatro generaciones de hombres de una misma familia, a cual de ellos más desastroso a la hora de manejar la economía, parece ponernos de manifiesto de una manera divertida, que la estupidez puede llegar a ser hereditaria. Y ya con ese colofón final, tan actual, el relato adquiere plena vigencia y se convierte en un verdadero acierto. Mucha suerte, Almudena, con esta propuesta. Un abrazo.
El infortunio en la búsqueda de fortuna fácil. Tras los comentarios de Ángel y Alberto, ya poco que añadir. El final muy del momento y me gusta. Suerte y un abrazo, Almudena.