24. Huelga de palabras
Encontró un anónimo que habían deslizado por debajo de la puerta. Era un sobre sin remitente ni destinatario, que solo contenía un folio en blanco. No pudo volver a hablar, los piquetes informativos del diccionario, hartos de menosprecio, eran muy violentos.
La temible hoja en blanco de los escritores convertida en maldición, que impide el uso del lenguaje y deja a la gente muda. Algo de razón tienen las palabras, tan mal empleadas a veces, y a los diccionarios, a los que algunos, con su forma de expresarse les dan patadas.
Un relato lleno de surrealismo y originalidad.
Un abrazo y suerte, Ezequiel.
Tus palabras, siempre tan justas, medidas y cuidadas, nunca se pondrán en huelga.
Esperemos, por mi bien, que nunca les de a esos piquetes por venir a visitarme, uff cómo se las gastan. Menos mal que aunque de llevan las palabras, te dejan una sonrisa puesta.
Suerte