39. CONFESIÓN
Llegué a la azotea siguiendo su rastro. Encontré al joven muy alterado. Al verme, amenazó con lanzarse al vacío. No dejaba de llorar. Intenté tranquilizarlo, pero de nada sirvieron mis estrategias para que depusiera su actitud y regresase al interior de la terraza. No debía correr riesgos ni acercarme a él, por si saltaba. Fueron momentos muy angustiosos. La tensión era extrema. Luego, poco a poco, se fue calmando, me escuchó y logré ganarme su confianza. Entre lágrimas, me hizo partícipe de su historia. Una infancia dolorosa en un hogar desestructurado. Una adolescencia desordenada, sin presente ni futuro, hasta que la conoció a ella. Aquel amor dio sentido a sus días e iluminó sus noches. Por eso le dolió tanto su rechazo.
Le ofrecí mi mano, en un último intento de convencerlo de que todo sería mucho más fácil si colaboraba. Por fin accedió a confesarme su terrible crimen. Pero la situación dio un vuelco cuando rompió su silencio y acabó en el asfalto. Era imperdonable lo que le había hecho a mi hija.
La palabra que sirve de título es la prueba que faltaba para constatar un asesinato que una madre no puede olvidar ni perdonar, por muchas circunstancias personales que pudiera alegar como eximentes quien lo ha perpetrado. La persona que parecía dispuesta a tomar un papel mediador, y de salvación-redención, resulta ser todo lo contrari:, juez, parte y verdugo. Posiblemente ese joven se desahogó al romper un silencio revestido de remordimientos que le reconcomían, pero el abandono del silencio también fue su fin.
Un desenlace que sorprende y ordena todo el puzzle narrativo, desgranado poco a poco.
Un abrazo y suerte, Pilar
Yo no lo hubiera explicado mejor. Muchísimas gracias, Ángel, por tus palabras y por tu acertado comentario. Besos.
Un microrrelato redondo, Pilar, que reúne todos los elementos del género: sorpresa, giro de los acontecimientos, título que da sentido al texto… La verdad es que has contado toda una historia, con su carga de drama por ambas partes en muy pocas letras. Te felicito, es un micro triste pero que cobra significado.
Un abrazo.
Muchísimas gracias por tu bello comentario, Manoli. Besos.