11. Unidos por la madrugada
Elevo la vista de los controles y miro el cielo de luna nueva donde lucen las estrellas, mi imaginación vuela a playas y parques que, aún a altas horas de la noche, han de continuar muy concurridos. Es como si los estuviese viendo: parejas retenidas por el encanto nocturno postergan el momento de volver a casa, grupos de adolescentes celebran sus botellones charlando animadamente sin apenas mirar al cielo, y gentes de todo tipo, entre las que, de seguro, habrá personas sin hogar, gozan de un clima plácido que procura hacerse perdonar por los pasados meses de lluvias y frío.
Y todos ellos, unidos por la madrugada, pronto serán testigos de un espectáculo que los sorprenderá y entusiasmará, que levantará exclamaciones de admiración y tendrá el poder de provocar que manos muy jóvenes se rocen por primera vez y que primeros besos sean robados. Y mientras en algunos florece el amor, otros se apresurarán a pedir un deseo, uno de esos que, según dicen, las estrellas fugaces conceden y, admirados y absortos, ninguno de los espectadores llegará a sospechar que la maravillosa estela que, fascinándolos, recorrerá el firmamento, solo será…¡Ay!…solo seremos, carne y acero desintegrándonos en la atmósfera.
El sol sale para todos, de igual manera que a cada uno, sea cual sea su circunstancia, nos cubre la bóveda celeste y oscura de la madrugada. En eso somos iguales, bien lo sabe este reflexivo piloto, como conoce también que solo somos una estela que un día se disipará, al igual que el avión, que si se eleva demasiado puede desintegrarse con sus ocupantes dentro antes de tiempo.
Un relato sobre la fugacidad de toda existencia.
(Espero haberlo interpretado bien, Jorge)
Un abrazo y suerte.
Gracias por tu comentario, Ángel, y sí, esta vez lo has interpretado bien, ja ja. La nave en la que yo pensé al escribirlo era un transbordador espacial reintegrándose a la atmósfera, pero en definitiva, se trata de lo que tú dices: solo somos una estela que un día se disipará y aunque desde el principio seamos conscientes de ello, difícilmente podamos escapar a la angustia del momento, esa que siente el piloto.
Un abrazo
Sin duda alguna una nave que reingresa a nuestra atmósfera en un ángulo incorrecto sufrirá el colapso que veremos como una estela luminosa sin saber que es. Me encantó la manera de interpretar el pensamiento del piloto que sabe que su suerte ya está echada. Muy buen micro Jorge. Un abrazo y suerte.
Muchas gracias por tu comentario, Moli, y me alegra que el micro te haya gustado. Quienes leen nuestros relatos, muchas veces tienen espacio para interpretaciones que difieren un poco, o un mucho, de la idea que teníamos en mente al momento de escribir. Tu has interpretado exactamente la historia que intentaba pergeñar.
Un abrazo
La estela que deja el transbordador que se desintegra al entrar en la atmósfera se convierte en una estrella fugaz ante la mirada de quienes disfrutan de la noche y que se ilusionan al pedir un deseo. Un micro estelar, Jorge. Mucha suerte y besos.
Gracias, Pilar por acercarte a comentar mi relato. Quizás pienses que es el primero de los míos que comentas, pero, si no me equivoco, éste es el número diecinueve.
Besos.
Hola, Jorge.
Hay algo que me parece muy difícil conseguir en los microrrelatos y que unas veces pasa y otras no, pero cuando pasa es genial: el clima adecuado. La madrugada que nos describes en la imaginación de ese astronauta que ya nunca más las verá (cosa que se desvela, como debe ser, al final) ha creado el clima perfecto.
Creo que este relato se puede interpretar de una forma muy poética: todos somos en realidad estrellas fugaces para nosotros mismos y para los demás.
Chapó, compañero. Me ha encantado y te cuento como candidato a brillar entre las estrellas de esta convocatoria en nuestro pequeño microuniverso de ENTC.
Un cálido saludo.
Hola, Ángel. En nuestros relatos tratamos de pintar el clima adecuado que, como bien dices, es muy difícil de alcanzar, logro que en este caso tu generosidad ve y que yo dudo haber conseguido. Pero así como la belleza está en los ojos del observador, creo que la calidad del clima radica mucho en la sensibilidad del lector. Lo confirma tu interpretación del relato, tan poética como real.
Gracias por tu comentario tan estimulante, espero me ayude a encontrar la inspiración que buena falta me hace para futuros relatos.
Gracias también por desearme éxito en la convocatoria, Debo confesarte que mis aspiraciones en cada concurso no van más allá de lograr un texto más o menos “redondo”.
Recibe mi más cálido saludo, compañero.