58. Gestos (Gemma Llauradó)
Los llaman pequeños gestos. Una palabra en el momento oportuno, una caricia, una mirada afable, un gesto amable… ¡Quizás una sonrisa! Pero en ella, los señas discretas y amables nunca son las que aparentan ser.
Un gesto inoportuno podría delatar su verdadera personalidad disfrazada de persona bondadosa, compasiva, magnánima y seductora… Ella lo sabe bien. No se equivoca. Conforma cada gestualidad, sintetizando el tiempo de exposición para no ser desenmascarada. Transmite y seduce a la vez. Juega al escondite sin ocultarse.
Sus gestos se adaptan a su camaleónica personalidad, modifican su emoción real, ocultan la verdadera identidad de su discurso. En consonancia, modera la voz, el tono y acompaña a partes iguales su expresión facial y su lenguaje corporal. Es espontánea y rápida. Ejerce con total normalidad su disimulo estético bañado de cortesía. Sólo ella conoce la verdad, lo que encubre tras la sonrisa amable y el gesto oportuno, lleno de engaño.
Una vez más, ella abre la puerta, saluda estrechando su mano mientras regala una amable sonrisa a su próxima víctima.
Se dice que los pequeños gestos son poderosos. Para tu protagonista es crucial que su interpretación sea seductora y amable de principio a fin, que cada uno de sus movimientos no tenga ninguna tacha que haga dudar. Sus víctimas deben confiarse, relajar sus posibles defensas, abandonarse a quien será su verdugo. No debe de ser nada sencillo aparentar amabilidad delante de quien se busca destruir, hacer de esa exhibición de muecas y miradas algo atrayente, que no haga sospechar sobre la verdadera intención, en nada amigable, sino al contrario.
Un abrazo y suerte, Gemma
Gracias por tu siempre incondicional apoyo.
Un cordial saludo.