CRONICA DEL XII ENTCUENTRO. 3/5 DE MARZO. COMILLAS
Hemos invitado a que sea la palabra de los asistentes la que se guarde como crónica de los tres días que hemos compartido en Comillas.
VIERNES, 3 DE MARZO. MERIENDA EN EL SENDERO. Cronista: Manuel Menéndez
CRÓNICA DE UN REENCUENTRO ANUNCIADO
Había ganas. Muchas ganas. Y nervios, no lo negaré. La última reunión en el Sendero había sido en marzo del 2020, a menos de una semana del inicio de una distopía que ni siquiera nosotros, los entecianos que derrochamos imaginación en cada micro, habíamos llegado a vislumbrar. Tres años después, (tras el ensayo general de Arzúa, eso sí), la pregunta que me hacía era: ¿nosotros los de entonces, seguiríamos siendo los mismos? (lo sé, es de Neruda, pero es que todo se ha escrito ya).
La respuesta es SÍ. No hemos cambiado nada. SI Juan nos dice que seremos 52 cada uno de nosotros entiende que debe llevar provisiones para mas de cincuenta. Si nos hubiésemos quedado aislados en el Sendero por cualquier causa estoy seguro de que hubiésemos sobrevivido hasta el próximo Entcuentro. Tonelada y media de quesos. Dieciséis celemines de vino. Doce cuartillos y dos azumbres de sidra. Media docena de tortillas, cada una de media arroba y diez adarmes. Con cebolla, con pimientos y la que viene siendo la de verdad, solo patata y huevo. Fanegas de dulces venidos de los lugares más recónditos de Hispania, donde monjas de clausura trabajan durante todo el año para que en este primer fin de semana de marzo a los entecianos no nos falte de nada, que a nadie le amarga un dulce (salvo a los celíacos, pero esa es otra historia). Delicias marroquíes, empanadas, embutidos…
Y abrazos, millones de abrazos. A veces te abrazabas a ti mismo, tal era la excitación del momento. Tratabas de llegar a alguien que entraba por la puerta y la corriente humana te arrastraba hacia otra persona que no conocías y a los dos segundos estabas en animada conversación con esa persona tratando de leer su nombre en esas maravillosas chapas que nos llegaron de Milagro-s (juego de palabras para entendidos) y que todo el mundo se puso al revés porque las lecturas fáciles no son lo nuestro.
El gran momento, el juego de la noche: el QUIENTC. Fantástico, divertidísimo, algo que tiene que haber venido para quedarse. Los secretos inconfesables de los entecianos y la confirmación de lo poco que nos conocemos. Generales episcopales, Travoltas de juventud, supervivientes de atentados, vendedoras de poemas, profesoras seductoras, navajeros ligones…no sigo. Los que estuvisteis allí conocéis ya esas facetas desconocidas y a los que no pudisteis ir, bueno, todos tenemos un precio.
No todo fue perfecto, hay que decirlo. La temperatura del local dejó de ser confortable cuando el agua de los vasos comenzó a humear. El ejercicio de salir a respirar en la noche fría, combinado con un bonito chaparrón producía un efecto sauna-ducha fría a veces no del todo agradable. Alguien mezclo las tortillas con y sin (descubriré al culpable y mi venganza será terrible…en un relato). Pequeñas tretas para continuar en la brecha. Traducido: ¡qué aburrida tiene que ser la perfección!
Nada más os puedo contar. Parafraseando a Mecano, “aunque en el encuentro hay algunos nuevos, a los que no han venido echamos de menos” Ojalá el año que viene seamos más de cien, seguro que batiríamos un record Guiness, en franca rivalidad con algún tren birmano, por aquello de aprovechar el espacio.
Y sólo un consejo más (Con acento, creo…): no comais pangolí o sopa de murciélago, que luego pasa lo que pasa y estamos años sin poder disfrutar estos momentos mágicos de la vida. Mucho mejor la maravillosa tortilla de la vecina. Gracias JAMS, gracias Chus por abrirnos las puertas de vuestra casa (para entrar me refiero). Gracias Moderna, Pfizer y demás familia. Vosotras sabéis por qué.
Gracias Entecianos por existir.
SÁBADO, 4 DE MARZO. III Certamen de escritura rápida ‘miCrOMILLAS’. Cronista: Rafa Loscertales
Llegó la mañana del sábado. Casi las 11. Aunque quizás había estómagos pesados y mentes que trataban de despertar después de una velada en El Sendero plagada de colores, sabores y licores llegados desde casi todos los puntos cardinales, la belleza del lugar arregló cuerpos y mentes. Gaudí consigue ese maravilloso efecto. Nos acompañaron a la planta semisótano del edificio, en otros tiempos lugar reservado para el servicio del señor Quijano y, más tarde, cocina de un restaurante. Imposible encontrar un lugar mejor que ese para que pululen y bullan las ideas. Un espacio ahora diáfano, minimalista, justo debajo del salón de invierno, y que suele utilizarse como sala multiusos.
Entramos veinte (veinticinco si contamos jurado y observadores) dispuestos a dar rienda suelta a las neuronas para completar dos microrrelatos en dos tandas bajo unas condiciones que nos harían saber en breve. Bailoteos de piernas, carraspeos, miradas desordenadas e inquietas. Aldo, guía de El Capricho, (gracias por todo, Aldo) repartió un número a cada participante para preservar el anonimato en la votación del jurado y procedió a explicar los requisitos del primer relato: 100 palabras, sin contar las del título, cuya condición número 1 consistía en que la localización del relato debía tener como escenario una visita turística a El Capricho de Gaudí; la segunda premisa es que se hiciera referencia a algún material de construcción del lugar (piedra, ladrillo, azulejo, hierro o teja). Esas condiciones implicaban el libre movimiento por el edificio y jardines durante veinte minutos para facilitar la inspiración: un auténtico lujo. La imagen podría resultar curiosa: gente con papeles y boli en mano analizando ladrillos, escuchando a las piedras, acariciando azulejos, besando la forja… Bueno, quizás no tanto, pero casi. Después a escribir, veinticinco minutos, con locura, alguno por el edificio, la mayoría en la sala. Quienes tuvieron suerte, en un par de mesas, el resto sentados en bancos, de rodillas, en cuclillas. Todo en silencio. Es en esos momentos de urgencia cuando el aire se llena de olor a micro. 😉
Después de la entrega de los veinte relatos, unos momentos de descanso y vuelta para un segundo texto de, máximo, 100 palabras sin contar las del título, con dos condiciones claras (o eso puede parecer): que la primera oración del relato fuera “El sentimiento no se equivoca nunca”, célebre frase de Gaudí, y que el título debía contener una de las tres palabras claves en la obra del afamado arquitecto: naturaleza, color y luz. Tic-tac, tic-tac, tic-tac…
Tras otros veinticinco minutos de posturas extrañas, tamborileo de bolis y dedos, miradas perdidas, silencios y suspiros al entregar el folio con el texto y el número asignado, quedaba esperar la resolución final del jurado compuesto, en esta ocasión, por Clara Sancho (guía de El Capricho), Reme Llano (representante de la corporación municipal) y JAMS (ese tipo que siempre está ahí) bajo la atenta mirada de Pedro Velarde, concejal de Cultura y Turismo de Comillas.
Después de una espera entre paseos y charlas volvimos a la sala. Cuando salió el jurado (siempre el jurado es bello, por definición) se hizo el anuncio de los ganadores del III Certamen de escritura rápida ‘miCrOMILLAS’ (redobles)…
«El número 4», dijeron, y se levantó como un resorte Javier Palanca que, entre risas, se volvió a sentar mientras la auténtica primera ganadora, Nuria Rodríguez, estallaba de alegría y aplaudíamos sin mesura. Allí mismo le hicieron entrega de unos fantásticos recuerdos de la tienda de El Capricho.
«El número 15», anunciaron sin dejar pasar ni medio minuto, y la otra magnífica ganadora, Patricia Collazo, se levantó para recibir nuestros vibrantes aplausos y sus recuerdos del lugar.
Hubo fotos, risas, sonrisas y enhorabuenas. Y sin mucho más tiempo, que había que recuperar fuerzas, salimos de El Capricho, maravilloso, hacia el restaurante.
SÁBADO 4 DE MARZO. Comida en «La Montañesuca» Cronista: M. Carme Mari
En el patio del restaurante se iba reuniendo la gente, charlando al sol con una cervecita y saludando a las nuevas incorporaciones al fin de semana. Las chapas con el nombre mostraban otra vez su utilidad. Y el marco para el photocall, creado con mucho arte por Belén, empezó a trabajar. Todos queríamos sacar la cabeza por él y sonreír a cámara.
Para ubicar a los 63 ENTCianos (incluídos a los “+1”) que allí nos juntamos, disponíamos de mesas de distinto tamaño repartidas en dos salas. Al pasar un rato descubrimos que los comensales de la planta baja habrían llamado a la suya «Polo norte», mientras que los de arriba le pondrían «Chup chup» a la otra.
A pesar de que el menú lo habíamos escogido de antemano, unos cuantos miraron la chuleta que JAMS envió para confirmar su elección. El reparto de platos ofreció algunas sorpresas para aquellos que tenían un requisito especial. Quedó en entredicho la comprensión del concepto «vegano» por parte del restaurante (las albóndigas no llevaban carne, pero sí merluza) y los celíacos también se preguntaban si lo que les ponían delante era apto para ellos (puesto que no todos los Welington lo cumplían aunque el camarero lo desconocía). Al final los entuertos se resolvieron satisfactoriamente, siguiendo la pista de los hojaldres triangulares y con unos improvisados fideos.
Según lo esperado, la comida estaba bien y ¡¡la compañía mejor aún!! Conversaciones por doquier para conocernos o ponernos al día.
Con los cafés, cuatro cadáveres se pasearon por las mesas. Fueron tan exquisitos y discretos que algunos ni se enteraron de que estuvieron entre nosotros (aquí podéis ver el resultado).
Y, con la panza llena de nuevo, nos dirigimos hacia la entrega de premios.
SÁBADO 4 DE MARZO. ENTREGA DE PREMIOS ENTC 2022. Cronista: JAMS
De las 8760 horas anuales en las que nuestro concurso permanece activo, creo que estas 2 horitas son las que más emoción e ilusión concentran dentro de su ámbito de influencia. Es ese tiempo inconmensurable en el que los acontecimientos se suceden estrepitosamente, y pasamos de la lágrima a la risa en un instante, de la desilusión a la euforia, del silencio al aplauso más efusivo, del recuerdo más cálido al propósito más atrevido…
No es la primera vez que recojo el comentario de algunos presentes a estas ceremonias (externos a nuestro grupo) sobre la admiración por lo que ocurre en ellas. Es imposible quedarse al margen. Seas o no de esta familia, hay tanta energía circulando en ese tiempo y espacio que es imposible no sentir ese poderoso espíritu de compañerismo. Descaradamente sincero. No digo que todos tengamos “devoción” con todos los demás, ni que renunciemos al objetivo de conseguir un buen resultado, pero todo ello queda en segundo plano ante el objetivo de compartir la alegría de quien lo consigue, y ser capaces de convertir eso en un buen momento para todos. Gestionamos una fortuna en generosidad en esta casa… un bien escaso.
La convocatoria tenía como espacio la Casa de Cultura El Espolón, una construcción del siglo XVIII que fue sede de una cátedra de Gramática Latina, que fue también Seminario y que debe su estado actual a la restauración que llevó a cabo el arquitecto (y humorista gráfico) Peridis.
Tras recoger la foto oficial del año (sieeempre nos falta alguien que no llega a tiempo) en el patio central, nos reunimos en su salón de actos, llenando prácticamente las 90 butacas.
Con puntualidad, iniciamos la ceremonia con las obligadas bienvenidas. La de JAMS, fue secundada y ampliada por la alcaldesa de Comillas, María Teresa Noceda, que aprovechó la curiosidad histórica de que Comillas fuese “capital” de España durante un día en 1881 tras la decisión del rey Alfonso XII de reunir a su consejo de ministros en la villa, para presentarnos Comillas como un lugar perfecto para el encuentro. Y tanto…
El siguiente… el encuentro siguiente, que fue el de Eva García (Enteciana de honor 2022 saliente) y Gloria Arcos (nuestra Enteciana de Honor de este 2023), ya tocó límites de emoción extraordinarios. Había mucho mensaje en todo lo que sucedía frente a nosotros, en todo lo que llegaba a nuestros oídos. Somos gente realmente privilegiada por estar rodeados de una compañía tan… afectuosa. Coronada, con su camiseta (única en el mundo mundial) y con la esperanza como bandera, Gloria nos envío un mensaje de expectativas al que queremos darle continuidad dentro de un año. Será un honor, enteciana.
Terminadas las bienvenidas, iniciamos la fase de entrega de premios de los concursos extraordinarios a las convocatorias oficiales.
María Teresa Noceda, alcaldesa de Comillas y Pedro Velarde, Concejal de Cultura, fueron los encargados, a continuación, de entregar los premios del III Certamen de Escritura Rápida miCrOMILLAS. Además pudimos escuchar dos de los relatos ganadores leídos por sus autoras, las ganadoras del concurso: Nuria Rodríguez y Patricia Collazo.
Y llegaron los monstruos del Monstruoscopio 2022, como siempre, a liarla, a crear efectos extraños… Los trajo Mel de la manita y nos supuso que en una especie de “efecto espejo”, muy propio de estas ficciones diabólicas, volvimos a ver y a escuchar a las mismas Nuria Rodríguez y Patricia Collazo en el escenario.
La Copa ENTC venía ambientada este año por el olor a jabón y flores que desprendían los premios de Jabones Alonso de la Torre que nos trajo Nieves. Tras recoger sus premios, escuchamos los relatos de Juancho Plaza, de Mila Alonso... y cuando creíamos que terminábamos con la entrega del primer premio, el ganador, Manuel Menendez, sacó la guitarra entre bastidores para comenzar una “microfiesta de cumpleaños” que, como no puede ser de otra manera, terminó con su tarta, sus velas y su “cumpleañosfeliz”. Felicidades, Eva.
Teníamos pendiente desde el año pasado el estreno y visionado de los dos vídeos que se alzaron con el premio 10 AÑOS ENTC. Era un buen momento para hacerlo porque contábamos con la presencia de una de las autoras, Elena Bethencourt a la que se le entregó la copia de su relato, con fotografías de Elisa de Armas y locución de Sara García. Estrenamos también el de Mar Horno, con la misma locutora e ilustraciones de Paloma Casado.
Y creo que no hay un premio más emocionante de recibir en ENTC que el Lince Montesdetoledo. Hay tanto cariño, tanta emoción, tanto afecto representado en esa bandeja… Y es tan hermosa la memoria a veces, es tan emocionante traer a Ximens cada año a nuestro lado durante un momento, durante ese instante en el que el ganador coloca esa bandeja a modo de peineta y todos le representamos en nuestra mente… Gracias a Saly y Clara por continuar haciéndolo posible, y enhorabuena al flamante ganador de este año, Enrique Mochón.
El inicio de los premios de la competición oficial supuso otro de los momentos preciosos de esta gala. La explicación de ese año dedicado al número 2 dio pie a la aparición de una supuesta “acompañante de Rafa”, a su indignación por sentirse desplazada por irrelvante y a su espíritu reivindicativo por los “numeros 2” de todos los encuentros celebrados… teníamos muchas ganas de hacer algo que colocara a los acompañantes donde relamente los sentimos, como parte relevante de lo que nos ocurre, y creo que la actuación de Aroa fue brillante, energética, y que los representantes de los acompañantes (Iñaki y Nadia) reaccionaron de una forma tan… excepcional. Ya nunca volveremos a dudar de la importancia del número 2.
Y aunque los números no lo son todo, ayudan a entender las cosas. Algunas cifras sobre el concurso del año 2022 y fuimos conociendo pequeños detalles de su fase final. Este año, por primera vez, ha tenido entre los asistentes a dos integrantes del Jurado Final. Conocimos el nombre de todos ellos y también el de los 14 finalistas de 2022 (10 estaban presentes). ¿Os habéis puesto a pensar que para que un relato llegue a ser finalista de este concurso tiene que superar 5 rondas de votaciones y una de comentarios de dos jurados que suman 16 integrantes? Nadie puede decirnos que no le prestamos interés al hecho de elegir… Ese planteamiento, el mérito de llegar ahí, ha llevado a la organización a señalar a los finalistas cada año de alguna forma: hubo reparto de pins identificativos (trabajito artesano de cuero pirograbado) y una agenda de notas con la fotografía del tema que permitió a cada finalista ser seleccionado.
Entre esos 14 finalistas, había 2 que ya habían ganado. Habían conseguido ser elegidos por los participantes del blog como Ganadores Populares y solo les quedaba recoger ese objeto que representa la dulzura de que eso ocurra, la famosa mermelada de arándanos del Sendero del Agua. Los ganadores fueron Patricia Collazo y Alberto J. Vargas.
Y llegaba la hora de saber si el Jurado Final había tenido el mismo criterio o si, como siempre, difería parcial o totalmente del Jurado Popular.
El premio Sendero del Agua fue para el relato Nieves, de Alberto J. Vargas, lo que confirmó que había acuerdo de momento… Pero el Premio A Curuxa dio la sorpresa adjudicandoselo el relato La Presa, de Javier Palanca. Pero estuvo cerca, porque el precioso relato de Patricia, Atardecer en el balcón, fue tercero. Los ganadores recogieron sus premios y pudimos estrenar los vídeos que forman parte de lo ganado.
Entramos en la recta final con un par de premios de los juegos con los que nos habíamos divertido la tarde anterior. En La Quiniela ENTC 2022 habíamos pedido que acertasen los ganadores de los premios oficiales. Como nadie acertó los dos, decidimos incluir a la tercera clasificada, Atardecer en el Balcón, de Patricia Collazo; lo que permitió que apareciesen dos papeletas con dos aciertos y para Rosy Val y Eva García fueron las mermeladas del premio. El otro juego, “QuiENTC es quiENTC” tuvo como ganadora a María Gil, que había logrado colocar correctamente 6 de las 15 propuestas.
Antes de iniciar el reparto de nuestro nuevo recopilatorio, ENCAMINADOS, pusimos broche sonoro a la tarde con la voz y la guitarra de Manuel Menéndez que aportó por su parte otro pequeño homenaje a nuestros acompañantes, los números 2, y cerró su “microncierto” con su (y nuestro) tema Esta noche te cuento, un himno que fue acompañado por unas decenas de móviles encendidos al mejor estilo de “temazo en vivo”.
Toda la ceremonia de entrega fue transmitida por streaming a través de un canal de Youtube. Gracias a Andrés Pujol por su ayuda en el control técnico y por hacer posible la retransmisión.
Fueron dos horas inolvidables. De ese tiempo en el que hay momentos que se quedan para siempre en nuestra memoria. Gracias a todos los asistentes por colaborar en hacer algo tan hermoso. Sois un privilegio.
SÁBADO 4 DE MARZO. PICOTEO/CONCIERTO EN LA MONTAÑESUCA. Cronista: Marian Ramos
Tras el emotivo evento de entrega de premios en el Espolón, nos dirigimos nuevamente a la Montañesuca, para celebrar y compartir las emociones.
Aunque al comienzo de la noche hubo un poco de nervios a la caza del canapé, estos se olvidaron en cuanto el gran Manuel Menéndez Miranda sacó la guitarra. Tímidamente al principio, pero poco a poco unánimes, se fueron sumando las voces para entonar las canciones que todos conocemos. A veces con un poco de ayuda de la chuleta proyectada en la pared y siempre muy decididas en los estribillos, esos que tenemos grabados en algún punto de nuestra memoria. Desde Enrique Urquijo, a la Frontera, Duncan Dhu y hasta alguna dedicatoria especial, pendiente de aquellos directos pandémicos, con el Ramito de Violetas de Cecilia.
A mitad de la velada, aprovechando el descanso de 3M para la entrega de premios del 1er Concurso de Microrrelato Gourmet de La Montañesuca, Nadia tomó el micrófono para hacer un emotivo discurso de agradecimiento, a Juan, por acogernos a todos en el gran espacio de su corazón, y a su +1, Chus, la primera y mejor de todos los +1.
A continuación, Elena Mira, Federico Correa y Beatriz Burgos, hicieron entrega de los premios. El tercero fue para Juan Manuel Sánchez, una de las nuevas incorporaciones a la familia ENTC, pero que ya apunta a convertirse en uno de sus clásicos, con “Manteles Tiene la Vida”, un microrrelato que habla de soledad y vidas compartidas. El segundo, en cambio, fue para una de las veteranas ENTC: Eva García, que con “Reciclajes” nos recuerda las situaciones terribles que viven algunas familias, sobre todo en épocas de crisis como las que estamos viviendo. Por último, el primer premio fue para María Gil, por “La Comanda”, un micro de amor y sentimientos escondidos.
Tras el descanso, Manuel volvió a acompañarnos con su música hasta más allá de la media noche. La que escribe se retiró mientras sonaban los acordes de la última canción de la noche, “Insurrección”, y pudo ver cómo la Montañesuca llenaba la noche de Comillas, no solo por las luces y las voces que escapaban por sus ventanas abiertas, sino por el halo de cariño que se había creado, como una nube, alrededor del edificio.
DOMINGO 5 DE MARZO. RUTA GASTROTURISTICA CANTABRIA RURAL. Cronista: María Gil
Automóviles estacionados en el aparcamiento de Cabezón de la Sal. Algunos seguirán allí esperando el regreso de sus conductores; otros, con las plazas completas, inician el recorrido hacia la magia de la naturaleza.
“¿Quién viene conmigo?” Todos son ofrecimientos. Ganas de compartir palabras durante el trayecto. Ganas de ampliar las querencias. Ganas de conocernos mejor.
Y la anjana dejó correr el agua para nosotros
Nos detenemos en Ruente, en el Valle de Saja, para contemplar el nacimiento de la Fuentona. Dice la leyenda que en su cueva vive una anjana —así se conoce a las ninfas cántabras— y que por capricho, a veces, interrumpe el manar del agua. Pero las anjanas son buenas, por eso ésta nos permite disfrutar del riachuelo lleno de vida; de un verde fresco y luminoso; de una garza real imperturbable ante nuestra presencia. Junto al paseo empedrado, de cuando en cuando, algunas primaveras —“primula vulgaris”, comenta alguien—. Estas florecillas provocan ternura, con sus pétalos blancos y el centro pintado de amarillo. Quizás alguna mano enteciana —hay muchas expertas en manejar el pincel— ha añadido a la flor ese botoncito de sol.
Fotos por el camino, sobre el pequeño puente romano. Fotos a un tronco seco, ahora tallado. De nuevo la magia le ha dado utilidad transformándolo en un zorro, o en un lobo, o en lo que cada uno quiera ver. Mientras, nuestras conversaciones se entrecruzan como en una antigua centralita telefónica de cables enmarañados. Reímos, comentamos y seguimos adelante.
Carmona, el buen yantar
“La comida es a las dos de la tarde”. La noticia se extiende entre los grupos formados a la entrada del pueblo. Carmona es hermoso. Sus casas de piedra mantienen la dignidad del pasado. Descubrir sus rincones es un placer. Sin embargo, todos sabemos que hay otra delicia aguardándonos en el restaurante. Avanzamos por las calles empinadas. Huele a ubre de vaca, a pasto. Saludamos a algunos vecinos que contestan sin aspavientos. Un hombre mayor sentado a la puerta de su casa trabaja la madera. Ha expuesto algunos utensilios artesanales: sobre todo cucharones. Tal vez no le prestamos demasiada atención. Comprobamos la hora y vamos hacia el restaurante. Corremos hacia el restaurante. La decoración en su interior mantiene el espíritu del pueblo: belleza y sencillez. El agua y las frascas de vino tinto sobre los manteles. Los camareros depositan varias fuentes en las mesas para que nos sirvamos a nuestro antojo. Como si estuviéramos en casa. Poco hay que contar del acto de comer. Incluso una elipsis podría llevarnos al final, a las despedidas, o a la recogida de los coches aparcados en Cabezón de la Sal. Pero no ocurrirá así. Mejor detenernos en el humo que asciende hacia el techo desde las vasijas. Seis horas al fuego. Paciencia y mimo para que disfrutemos del cocido montañés o de las alubias rojas que estamos a punto de servirnos. Llenamos los platos, introducimos las cucharas, las acercamos a nuestras bocas… Buen provecho.
Si os han quedado ganas de ponerle imagen a todo esto, tenemos un bonito álbum de las tomadas por Jose Francisco Álvarez. Gracias, compañero.
Esta crónica puede parecer larga…
Pero creo que si la repasamos, cada uno podría añadir
decenas de momentos especiales a ella.
Os proponemos que completéis esta crónica con nosotros
y añadáis en los comentarios aquellos momentos que consideréis memorables.
Es difícil añadir nada más a unas crónicas tan completas. Solo decir que siempre se hace corto, no importa las veces que se celebren encuentros mágicos como éste. Quedan ganas de haber hablado y compartido más con todos y cada uno, pero se hace lo que se puede y así queda una excusa para la próxima.
Gracias por este trabajazo.
Preciosa crónica que refleja todo lo vivido en un encuentro lleno de camaradería, amistad, simpatía,admiración mutua y ganas de compartir vivencias. Aunque siempre se nos hace corto y como dice Ángel nos quedamos con las ganas de haber compartido, charlado e intercambiado opiniones con el resto de los Entencianos.
Que ganas de poder volver a repetirlo en 2024.
Espero estar allí. Tengo que entregar mi corona a mi sucesor o sucesora.
Gracias Jams y Chus por hacerlo posible.
Un abrazo inmenso.
Gloria
Muchísimas gracias por esta magnifica crónica de nuestra fiesta. Contando los días para volver a encontrarnos. Besos para todos
Manuel, muchísimas gracias por esta maravillosa crónica, has hecho que me vuelva a trasladar a aquellos días tan bonitos que pasamos. Un abrazo enorme, que bien me lo pasé contigo!! eres un crack. Mis +1 te mandan abrazos y saludos.
Muchas gracias, cronistas, por ayudarnos a saborear de nuevo tan buenos momentos. Aprovecho para mandar un fuerte abrazo a Saly y Clara. Encantadoras las dos. Un gran placer haberlas conocido y también haber recibido un premio tan entrañable de sus manos.
Poco que añadir, agradecida y orgullosa de pertenecer a esta gran familia. Ojalá conservemos el espíritu entciano durante mucho tiempo.
Gracias por la crónica. Siempre nos quedamos (como en las bodas), con la sensación de no haber estado con todos.
Esperando ya la próxima.
¡Qué envidia me dais! Aunque no es lo mismo, leeros es casi, casi, como haber estado allí.
Muchas gracias por las crónicas y las fotografías.