60 Amor del bueno (Rosy Val)
«Esta vez lo celebraremos por todo lo alto», pensaba Ramiro mientras salía de casa con su colección de sellos —hobby que convirtió en pasión cuando le despacharon de la fábrica y decía amar casi tanto como a Tomasa—. A ella, lejos de enojarle, le encantaba verlo con su álbum, pasando sus hojas y las horas, menos cuando centraba su mirada en unos huecos de la tercera y quinta fila de la décima página. Huecos que, animada por la celebración de sus cuarenta años de casados, pensaba llenar. Aunque tuviera que buscar debajo de las piedras.
Hallarlos, descubrir que no le alcanzaba para adquirirlos y acordarse de su colección de Samsonites… la que aguardaba en el desván y que nunca pudieron estrenar a causa de incontables biberones y pañales; extraescolares de matemáticas, francés y judo; madre y suegra que enviudaron con un mes de diferencia y una operación de rodilla y dos de cadera; fue todo uno.
Cuando llegó el día del intercambio, Ramiro, con ojos conmovidos, admiraba esos diminutos cuadraditos que llevaba media vida buscando. Tomasa, con los suyos como platos, sostenía en sus manos un colorido folleto del crucero que llevaba media vida deseando.
Dicen que obras «son amores y no buenas razones»; también, que «nunca es tarde» y «todo llega». Tus protagonistas se conocen a la perfección el uno al otro, tienen una vida en común y sus propios gustos particulares, como es natural, lo importante es que siguen juntos contra viento y marea, que saben esperar y acordarse del otro, un envidiable «amor del bueno», sin duda.
Un relato entrañable y creíble.
Un abrazo y suerte, Rosy.
Ángel, encantada de recibir tu comentario, comentario que, aunque sabemos que estás cansado de oírlo, los entecianos esperamos como agua de mayo.
Muchas gracias, por tu inestimable dedicación.
Un besote grande.
Cómo me gustan estas historias de amores maduros, de amores que perduran en el tiempo a pesar de los vaivenes de la vida. Quizás Ramiro y Tomasa siguen juntos porque no son egoistas, porque piensan primero en el otro antes que en ellos mismos. Así no puede haber monotonía en su relación.
Suerte con este relato tan tierno y positivo.
Un abrazo grande, Rosy.
Creo que sí, que estos dos se quieren de verdad… hasta el punto de desprenderse de algo valioso para hacer feliz al otro.
Muchísimas gracias por dedicarme tu tiempo, preciosa.
UN BESOTE.
Pocas cosas hay más importantes que el amor verdadero, ese capaz de sobrevivir a cuarenta años de estrecheces y circunstancias adversas. Ni siquiera esa colección de sellos, fruto de media vida de sacrificio y dedicacion, y ese conjunto de buenas maletas, tan necesarias justo ahora, que han pasado a otras manos. Tus personajes parecen estar por encima de tan simpático despropósito y capacitados, además, para apreciar qué es lo más valioso de todas sus posesiones.
Un relato muy ingenioso, perfecto, Rosy, y dos personajes excelentes, tan necesarios siempre para que una historia funcione y deje huella en la mente del lector. Un abrazo y mucha suerte con él.
Muchísimas gracias, Enrique, conseguir que Ramiro y Tomasa te hayan atrapado aunque sea un poquito, me anima a seguir juntando letras.
Un abrazo grande.
Amor del bueno de verdad.
Qué gustazo las parejas así, que se disfrutan, que se conocen, que se sorprenden,..
Me ha encantado.
Un beso
Luisa, un gustazo es que hayas venido a conocer a Tomasa y Ramiro y más que te hayan encantado.
Mil gracias.
Besos
Hola, Rosy, me quedo corta diciendo que tu relato me ha emocionado. Nos muestras a una pareja que, tras una vida cuesta arriba, no sólo ha permanecido unida, sino que el amor que se tienen sigue siendo auténtico, como bien lo has llamado tú en el título «amor del bueno». Ese intercambio de regalos, teniéndose en cuenta el uno al otro, es una constatación de la calidad del sentimiento que los une. Una pareja ejemplar y un relato ejemplarizante. Felicidades, Rosy. Suerte y un abrazo gordo.
Estaba pensando cómo solucionarán lo del equipaje, si finalmente se van de crucero y qué hará Ramiro con esos sellos si ya no tiene álbum… 😉
¡Continuará!
Muchísimas gracias, Juana María, por este comentario tan generoso.
Un abrazo emocionado.
Nada mejor en el amor que permitir que a quien amas crezca por sí mismo y poder verlo desde un lado. Y ¡zas! cuando menos lo esperas te dan aquello que sabes que va a hacer ese amor aún más fuerte.Yo mismo me iría dentro de esas maletas para recibir algo de ese amor tan espléndido. Suerte Rosy. Saludos
Montesinos, casi que yo también me apunto a ese crucero… 😉
Muchas gracias por tus palabras.
Un abrazo grande.