23. Respirar (Josep Maria Arnau)
A ella le gustaban las sorpresas, pero él le desveló qué le regalaría aquel aniversario. Sería un anillo. Al oírlo, la invadió una sensación extraña y, por un momento, le costó respirar. Como si el aire se hubiera enrarecido. Se quedó muda, pero él no escuchó su silencio.
Al llegar a la joyería, él quiso ver los anillos más caros. Ella pensaba que un anillo tenía forma de salvavidas, aunque podía ahogar los dedos; el día de su primera comunión casi se hizo sangre al sacárselo después de la ceremonia. Se miró las manos, dijo que los quería ver todos y se los fue probando hasta encontrar lo que buscaba. Entonces él se empecinó: tenía que salir de la joyería con el anillo puesto. Después de un tira y afloja, ella claudicó y se lo puso. Era una batalla perdida, quizás la última.
Él siempre hacía lo imposible para acompañarla a todos lados. Aquella tarde tocaba clase de piano y la dejó en la puerta. Ella subió las escaleras tranquila, era un anillo abierto que se podía sacar fácilmente. Cuando el joven pianista abriera la puerta, sus manos estarían desnudas. Él se las cogería acariciándolas y ella, esta vez, respondería.
Una mujer entre dos hombres. Da la impresión de que ella tiene preferencia por el pianista, aunque no acaba de dejarse querer por su pareja, con quien cumple aniversario. Al fin y al cabo el primero es más joven. El gesto de recibir de su marido un anillo hace que todo se tambalee, que sea consciente del difícil equilibrio en el que vive, aunque de alguna manera también le hace decidirse o, al menos, dar un paso más. El anillo la oprime y ella necesita sentirse libre, respirar, de ahí que haya elegido uno fácil de extraer, que no deja señales de vinculación con otra persona.
Un relato que muestra la imposibilidad de transitar por dos caminos a la vez, llega un momento en el que es necesario decidirse para no darse de bruces y quedar sin nada. Tiene latente en su interior el itinerario que prefiere y al que no se atreve, pero a veces es necesario que suceda algo para que todo se desencadene.
Un abrazo de verano, Josep Maria. Suerte
Un relato preciso y precioso. Cualquier amor, sea del tipo que sea, si traspasa la barrera de la libertad, lo ahora. Y deja de ser amor, para ser… Posesión.
Tu pronta ha hallado un hueco, unas suaves y dulces manos, que se posan sobre ella para descubrir notas musicales y, quién sabe si algo más.
Enhorabuena y mucha suerte
El tema del regalo del anillo en lugar de ser motivo de consolidación de la pareja ha sido todo lo contrario, pues le ha servido a ella para decidirse por el pianista. Primero, porque a la moza le gustan los regalos sorpresa, y él no lo ha tenido en cuenta. Segundo, la sensación que vive ella al enterarse de que es un anillo es de agobio y presión en lugar de emoción y alegría, lo que la hace quedarse muda. Silencio que él no percibe, porque lo único que quiere es demostrarle a ella que puede comprarle el anillo más caro, una forma de comprarle también a ella. Cosa que queda confirmada luego con la actitud de control obsesivo que ejerce sobre la chica.Estos amores mal entendidos son muy peligrosos. Mejor cortar a tiempo, tal y como ha sucedido. El título no puede ser más adecuado. Muy interesante tu propuesta, Josep Maria. Felicidades y suerte. Un abrazo.