35. La elección
El camino era una vereda estrecha delimitada por imponentes olmos que lo separaban de un erial infinito. Solo el horizonte te situaba y el amanecer y el ocaso te orientaban en la dirección correcta. Conforme avanzabas los olmos aparecían delante tuya, desaparecían a tu espalda, y marcaban tu ritmo de vida.
Un día decidiste abandonar esa ruta plácida y segura y adentrarte en el campo inhóspito que la rodeaba. Te ilusionaste en esa nueva aventura. Sembraste frutas y hortalizas, levantaste ciudades y creaste buenas carreteras, comercios y fábricas, pero cuando te diste cuenta de la soledad en que te encontrabas en ese mundo nuevo y quisiste volver y seguir tu ruta, los centenarios árboles no existían y el sendero agonizaba bajo el sol inclemente.
Ahora se habla mucho de la conveniencia de abandonar la zona de confort, para aventurarse por nuevos caminos, como si otras opciones más conservadoras, menos osadas y aventureras, no se contemplasen. Quizá sea lo correcto, aunque también tiene riesgos. A tu protagonista no puede decirse que le saliera mal, lo que ocurre es que se dio cuenta de que tanto esfuerzo no le condujo, en realidad, a ningún sitio. Cuando quiso rectificar ya era tarde.
Un relato que invita a reflexionar si las aventuras merecen la pena cuando se ha alcanzado un grado de satisfacción razonable.
Un abrazo y suerte, Ezequiel
Todas las aventuras que decidimos comenzar o en las que queremos participar, a priori, merecen la pena y hay que iniciarlas siempre que se acometan tras una reflexión seria, pero el verdadero análisis es el que hacemos a posteriori, y que nos hace estar orgullosos, satisfechos o incómodos y arrepentido, pero que nunca olvidaremos.
Gracias, Ángel, por tu cometario.
Bien por el personaje que se atreve, cambia, abandona rutas ya manidas y conocidas y salta al vacío o gira hacia unlado. Que quiera regresar una veztermiadas muchas hazañas es lo normal en el viaje del héroe, eso sí las cosas cambian y su melancolía sólo encontrará otras formas a las que dejó ensu momento.Humano y realista. Unabrazo y suerte Ezequiel
Cuando lo escribí, como bien dices, me pareció un personaje encantador, que se enfrenta sin miedo al riesgo, pero, quizás sin asumir los riesgos (ese puede ser parte de su valor), especialmente la transitoriedad de sus decisiones, como la aparición y desaparición de los olmos cuando caminamos, al igual que el trayecto que todos seguimos con el paso por nuestra vereda particular.
Gracias, Manuel, por tu lectura y comentario.
Ezequiel, yo entiendo tu relato como la historia general del ser humano desde que descubre que puede manipular la tierra para sembrar, cuidar sus animales sin necesidad de cambiar de lugar, construir pueblos, ciudades y carreteras formando un nuevo mundo, el nuestro, que es tan destructor para la naturaleza, para los imponentes olmos, que nos hace plantearnos, más bien nos asegura que el camino elegido no era el más acertado.
Yo creo que la humanidad a lo largo de los siglos se nutre de nuestras pequeñas historias, que la Historia es la suma de nuestras individualidades, y veo que participas de mi opinión en tu comentario.
Gracias, Isabel, por compartir tu apreciación.
Ezequiel, tu protagonista opta por aventurarse por un cambio que desconoce adónde le va a llevar y sobre todo si su resultado valdrá la pena. Pero sin osadía, ni determinación sólo nos quedaría el camino trillado, ya conocido, y eso evitaría el avance de la sociedad. Eso sí, este debe ser de acuerdo a unas reglas prefijadas y ante todo teniendo respeto a nuestro planeta, que es el que nos sustenta.Un abrazo, Ezequiel
Así es, representa a la Historia de la humanidad, con sus vaivenes, sus dudas, acelerones, disparates, aventuras y retrocesos. Una Historia en la que destaca el ansia de superación y la falta de perspectiva en los riesgos. Una duda manifestada en las soluciones (o no) que los liberales, conservadores o progresistas; capitalistas, comunistas, fascistas o socialistas, valientes o cobardes; y pacifistas o beligerantes, y hace que sea tremendamente difícil escudriñar el pasado e imaginar el futuro.
Gracias por tu comentario.