38. La salsa (Paloma Hidalgo)
Me encantaba maquillar niños en las fiestas, cómo olvidar aquellas caritas sonrientes convertidas en delfines y mariposas. Fue una lástima que aquella madre que me denunció y el juez no me dejaran explicarlo todo. También resultó penoso que el primer bailarín de la compañía donde me contrataron tras el paso por el reformatorio, interpretase de forma tan torticera el masaje relajante que pretendía regalarle. Con las coristas, sobre todo con Maica, con quien pude poner en práctica mis mejores performances durante algún tiempo, lo pasé mucho mejor. Por desgracia la calidad del espectáculo terminó mandándonos a todos al paro. Tras vagar sin rumbo atravesando trabajos en los que mi arte nunca fue valorado, cuando estaba a punto de tirar los pinceles, un amigo me propuso algo. Gracias a la vaselina mentolada (soy muy sensible a los olores), me confieso en mi salsa. A todo el mundo le encanta lo que hago aquí. Mis compañeras disfrutan con la voluntariedad que manifiesto siempre, los familiares agradecen la profesionalidad y delicadeza con que borro de sus rostros queridos la huella del beso de Tánatos, y mi jefe, que nunca le cobre las horas extras que hago cuando la ocasión lo merece.
A veces hay que dar muchas vueltas hasta encontrar el camino correcto. Parece que tu protagonista lo ha logrado. Allá donde otros quizá vean una profesión extraña o desagradable, ella ha encontrado los modelos ideales a quienes maquillar: ni se van a mover ni se van a quejar. El resultado solo puede ser bueno y su trabajo es reconocido.
Suerte con este personaje que se encuentra en su salsa.
Un abrazo y suerte, Paloma
La lástima es que esa salsa que parece gustarle tanto al protagonista, puede muy indigesta para la mayoría…
Como siempre, te agradezco el comentario de corazón, Ángel.
Un abrazo
Está claro que tiene vocación, desde muy pronto sabe qué dibujar rostros es lo suyo, sólo que quizás todos se movieran demasiado y por eso ahora disfruta como nunca. La vocación es muy importante y ella ha encontrado el lienzo que necesitaba. Suerte Paloma, en tu línea.Besotes
Desde luego, el que tiene vocación encuentra la forma de salirse con la suya. Y si además de la vocación, los vicios más o menos inconfesables que según él la gente malinterpreta (aunque yo dudo de las buenas intenciones de este tipo)también se pueden satisfacer, pues miel sobre hojuelas.
Muchas gracias por comentar, Manuel, y sobre todo, por leer. Abrazotes.
Tu personaje, creo que bastante licencioso, se ha asegurado que ahora nadie le critique, le despida o lo demande por sus » performances». Sus nuevos clientes saben ser de lo más agradecidos y tiene la seguridad de que no se quejarán. Un fuerte abrazo. Gloria
Sí, Gloria, licencioso parece que es, y como tú bien dices, por fin ha encontrado la manera de que nadie se le queje por dichas licencias entre pincelada y pincelada, ese camino que parece hacerle tan feliz.
Muchas gracias por comentar
Abrazote grande grande.
Paloma
Pintura sin barreras, jeje.
Una buena muestra de que existe un camino específico para cada persona, aunque mejor no saber qué hace exactamente tu personaje mientras le viene la inspiración, jeje
Un abrazo y enhorabuena
Muchas gracias, Alberto, por leer y comentar. Mejor, mucho mejor estar al margen de sus andanzas en esos momentos, como tú bien dices, que la imaginación puede desbocarse y…
Un abrazo agradecido
Hay filias que pueden resultar muy dañinas para quien es objeto de ellas, pero tu personaje parece haber encontrado al fin la ocupación y el lugar perfectos para poner en práctica las suyas sin repercusiones negativas. Muy bueno, Paloma. Entre otras buenas cosas, dominas perfectamente el arte de la insinuación. Suerte con él y un abrazo.
Mil gracias, Enrique, por comentar regalándome elogios. Un placer tenerte entre los lectores de esta convocatoria.
Un abrazo.