58. Llamadas -Calamanda Nevado-
No ve peligros imaginarios, y los padece tanto o más que la mayoría. No siente como se aleja poco a poco de su familia y de los amigos. No interpreta haberse separado con veintipocos años, tres veces. No siente como carga “la gracia” de salir de casa a escondidas, en múltiples ocasiones, para curarse en el hospital sus innumerables heridas.
Llama cada vez más a menudo a la policía. Intenta, una y otra vez, comenzar una nueva vida; pero ni eso perturba su temple, ni asume que es una víctima. No se reconoce como tal. Es que los chiquillos gritan.
Uno de los problemas de las víctimas de un tipo muy concreto de violencia es, precisamente, no reconocerse como tales, de ahí la insistencia en el lema «violencia cero» contra el maltrato. De todas formas, tu protagonista no tiene ni una pizca de fortuna con sus parejas. Aun con todo, también resulta admirable su voluntad de intentar, una y otra vez, «comenzar una nueva vida». La intención de llamar a la policía si es preciso también es un buen paso.
Espero haberlo interpretado bien, Calamanda. Un abrazo y suerte.
Hola Ángel, aciertas, como siempre, en tu deducción. Es así como dices. La suerte no está de su parte aunque cuenta con un tesón admirable, ganas de cambiar su destino y que le sea mas favorable.
Gracias y abrazos.
El final es muy bueno, nos dejas en la vida cotidiana de un personaje que sufre pero se niega a saberlo a reconocerlo, porque el no, oculta la verdad, no obstante que denuncie, llame y mantenga su temple, parece que está cada cvez más cerca de su nuevo camino. Suerte Calamanda