43. Parecidos Razonables (Montesinadas)
Caminaba por la calle con pasos rápidos. El reloj solar inteligente me informaba de la frecuencia cardiaca o la velocidad promedio. Era lo más próximo a hacer deporte que había hecho nunca, pero el corazón y el médico me hicieron tomar la decisión. Compré unas zapatillas, ropa deportiva y empecé a subir y bajar avenidas con determinación, a recorrer barrios desconocidos y siempre daba vueltas en las rotondas para confundir a los satélites espías sobre mi ubicación. Nadie sabe dónde estoy o quizás ya ni me busquen. Esta mañana me he cruzado con otro señor en chándal al que no había visto nunca. ¡Hasta luego Paco!, me ha gritado. Después de tres años sin dejar de andar, me detuve y le pedí que me llevara a casa, que estaba perdido y el chándal olía mal. Al verme, todos me han llenado de besos y abrazos. Me han comprado un chándal nuevo y una bicicleta estática para que no salga. Sé que no es mi esposa, ni ellos mis hijos, pero ya es hora de disfrutar del calor de un hogar. No obstante, seguiré dando vueltas alrededor de la mesa de camilla para que mi verdadera familia no me geolocalice.
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La supuesta familia ha descuidado la salud mental del hombre, a medio camino entre u.n trastorno obsesivo compulsivo y una psicosis paranoide.
Divertido, pertenece al grupo de relatos a los que yo suelo llamar “trambólicos”.
Tu protagonista adolece de falta de orientación y quizá de algún sentido más mermado por la edad, pero tiene muy claro que no quiere que su verdadera familia le encuentre. Tampoco ellos parecen haber movido un dedo por rescatarle, así que algo de razón debe de llevar el hombre, obsesiones aparte.
Familia y parte de ti son aquellos que te quieren y acogen, que te aceptan como eres, con independencia de la consaguinidad. El anciano sabe esto. El que su mente no funcione como debiera es secundario.
Un abrazo y suerte, Manuel
Manuel, divertido relato. Parece que, aunque la cabeza no la tiene muy bien, tiene claro que no quiere vivir con su «antigua» familia y de ahí su obsesión a no ser encontrado.
Un saludo y suerte.
Qué maravillosa y larga historia contada en tan pocas palabras. Una Montesinada genial tal como nos tienes acostumbrados.
Nos leemos.
Quizás el titular de la familia de acogida se encuentre a su vez acogido por la del narrador y resulta un cambio satisfactorio para todas las partes.
Divertida y trabajada historia
Suerte y abrazo.
Muy divertida esta historia que entremezcla sentimientos, no demasiados positivos hacia la familia natural, como de acogimiento y cariño por parte de esos extraños que le hacen sentir que ha regresado a un hogar. Felicidades, maestro. Un abrazo. Gloria
Muy bueno, Manuel. Este hombre podría haber perdido el norte, o quizá no. Lo que más claro parece tener es que no quiere que lo encuentren. A lo mejor muchos de nosotros andamos igual que él y no nos damos ni cuenta. Un abrazo y mucha suerte.
Un relato que fluye al ritmo al que va el protagonista. Consigues que nos metamos en la piel de Paco hasta el desenlace feliz en el que puede disfrutar de nuevo del calor de un hogar. Aunque no lo reconoce. El detalle final para evitar la geolocalización es genial y acorde con el personaje. Enhorabuena, Manuel.
Un abrazo y suerte.
Manuel, parece que tu prota huye de algo o de alguien o, simplemente, huye de ese diagnóstico del que le advirtió su médico y su corazón y que, más tarde que nunca, le ha obligado a cuidarse y a caminar o como él mismo dice a hacer algo parecido al ejercicio físico…
Abrazo
Manuel, como si de muñecas rusas se tratara, intuyo más historias, que unidad por puntadas de humor (lo del mal olor me ha hecho mucha gracia) consiguen el reto de construir un relato, con tu sello, pero original.
Mucha suerte. Abrazos.
Hola, Manuel. Eso de que el hombre camina y camina, sin detenerse, me recordó a esa parte de «Forrest Gump» en la que él corría y una muchedumbre le iba detrás, y sabiendo que no quiere de su verdadera familia lo geolocalice, se me ocurre una inversión del famoso refrán: mejor bueno por conocer que malo conocido, en su caso. Si no quiere que «su verdadera familia» lo geolocalice, por algo será.
Suerte y besos para vos,
Mariángeles
Qué original tu relato Manuel. Entre lo absurdo y la lucidez. Entre divertido y triste. Es tierno, pero también crudo.
Lleva tu sello. Felicidades !!!!
Saludos
Tu protagonista ha elegido cambiar de vida y de familia, aunque eso le impida parar de caminar. Su nueva familia lo ha adoptado con naturalidad, pero él sigue huyendo de su antigua familia y de su realidad. Muy buen micro, Manuel, divertido y original. Mucha suerte. Besos.