49. Odio demoledor
Luis está en la cornisa de un quinto piso. Todos duermen, excepto Teo: el único ser bípedo que transita por la calle. Teo ha pasado la noche de juerga y regresa a casa, pero no es eso lo que interesa de esta historia, sino que Teo le hace la vida imposible a Luis en el instituto. Al descubrir que está a punto de saltar, agarra su móvil y realiza una llamada. Luis no lo ve, vive en la oscuridad desde hace semanas. Teo susurra a su interlocutor que se dé prisa o será demasiado tarde. Mientras habla, camina y se coloca bajo la vertical de Luis. Cuando aparece Gerardo, que también hace la vida imposible a Luis, este se ha salvado. Gerardo dirá que Teo, fallecido, amortiguó el golpe queriendo.
Seguro que no amortiguó el golpe queriendo, lo que Teo quería no era sacrificarse para salvar a un compañero al que hacía la vida imposible, sino ser testigo de su suicidio, del que él tenía gran parte de culpa, en compañía de otro compinche, para disfrutarlo más. A veces la justicia poética es un hecho, o, lo que es lo mismo, la vida termina dando a cada uno lo que merece. Creo que todos nos alegramos de la salvación de Luis, pasando de víctima a verdugo, aunque sea de forma involuntaria. A ver si le sirve de lección a Gabriel.
Un trío de personajes y sucesos encadenados narrado con intensidad y con las palabras justas. Lo que parece no siempre concuerda con lo que realmente ocurre. Es necesario conocer el trasfondo, porque todo pasa por algo.
Un abrazo y suerte, Gabriel
Como siempre, muchísimas gracias por tu análisis, Ángel.
La historia ocurre tal y como la has descrito.
Lo único, que espero que le sirva de lección a Gerardo, jajajaja. A mí me sirve de lección tu comentario, eso sí 😉
Mil gracias, maestro.
Desgarradoa la escena y la narraci´pon, veloz y con ese vértigo que produce la situación del LUis, en cuanto a Teo, que le den y a Gerardo esperemos que no siga por el mismo camino y se haya asustado lo suficiente. En cuanto al tema profundo un problema muy serio y difícl de tratar donde en muchas ocasiuones se llega tarde o nunca. Muy buena tirada Gabriel, suerte.
Mil gracias, Manuel.
¡Un abrazo!