67. Nido vacío
No hay nada en el baúl de los juguetes. En las estanterías los libros buscan de reojo algún lector. Los niños de la vecina ya no vienen a buscar su pan con chocolate ni las rosquillas del domingo. El perro dormita como una alfombra sujeta al suelo por el tiempo. Los besos antiguos flotan en el aire como pompas de jabón irreductibles. Las voces ocupan los rincones como arañas patilargas. En la terraza brotan flores de cristal. En la mesa redonda del salón espera la tarta del último cumpleaños. La llama de las velas todavía está encendida y un regalo olvidado se esconde en el fondo del armario. Un caldo semi aguado reposa en la cocina. Las hormigas recogen las migajas de todos los banquetes y se retiran en hilera por las rendijas abiertas en las juntas de las baldosas mal soladas. Las habitaciones de los niños siguen desnudas, las sábanas mal planchadas en el arcón de pino del trastero, las colchas tapando las imperfecciones que desde hace tiempo colecciona el sofá; las camas como esqueletos de navíos varados en una playa imaginaria. El tiempo agarrado al dintel de la puerta de salida, como la muerte montada en bicicleta.
Dale Juancho qué lista de escenarios e imágenes impactantes hasta ver esas camas varadas y la muerte acelerada en una bicicleta que baja a toda velocidad, uf, truculento y veloz tu relato, suerte y abrazos
Creo que al final no he encontrado lo que buscaba, gracias Manu, por la lectura y el bondadoso comentario.
Abrazo!!!
Cuánta vida y energía, cuánta intensidad, truncada por un fatal accidente infantil. Cuando en un segundo se pasa de la nada a todo, las mentes y los objetos quedan suspendidos, congelados, como si no se lo quisieran creer, mudos, pero contando mucho, lo que fue y ya no es, lo que nunca será.
Prosa poética de calidad para describir el escenario posterior a un drama.
Un abrazo y suerte, Juancho.
Gracias, Ángel, te digo lo mismo que a Manu, no he sabido dar con la tecla para que el relato funcione, culpa de esperar hasta el final y de, cuando las ideas no llegan, utilizar refritos. Creo que esta vez estáis siendo demasiado indulgentes conmigo, y os lo agradezco.
Un abrazo siempre!!