68. Posverdad: el origen
Lo clavaron con escarpias que no habrían aguantado el peso de un fino tapiz. Es lo que pasa cuando confías el trabajo a soldados rasos. En cuanto se le soltaron los brazos, se arrancó los clavos de los pies como si fueran chinchetas. Pilló a los centuriones desprevenidos: corrió monte Calvario abajo y desapareció en la negrura de la noche. Ha faltado tiempo para que sus discípulos distribuyan papiros amarillistas con el milagro de su resurrección.
Lo que escuchamos, lo que nos cuentan, las historias que rozan la leyenda o entran en ella, suelen tener algo de verdad, un principio al menos. Separar la realidad de la construcción posterior, enriquecida o tergiversada, según se mire, por los siglos y la imaginación, es muy difícil, pero para eso está la fe, para creer, todo o parte, con mayor detalle o menos.
La huida de tu conocido protagonista parece más cuestión de audacia y de suerte que de intervención divina, pero seguro que eso no cambia demasiado las cosas para quien quiere y necesita creer en algo o en alguien
Un relato que toma como materia prima una historia conocida para construir otra y hacernos pensar, al menos, que no hay pruebas de que no sucediese así, que la realidad que describes pudiera ser tan posible como la versión oficial.
Un abrazo y suerte, Elena.
Desde luego, una explicación mucho más creíble que la que nos han contado. Muy original, me gusta.
Un abrazo y suerte.
Gracias Rosalía, me alegra mucho que te guste. Abrazos.
Jajaja, una versión irreverente y totalmente plausible de uno de los grandes mitos de la Humanidad. Breve y conciso, audaz y muy divertido.
Enhorabuena y mucha suerte, Elena.
Ana María, gracias, los micros son una gran fórmula para desmontar los grandes mitos. No? Besazos.
Genial, aquí se puede ver que la historia puede adoptar mil formas dependiendo de quien la cuente.
¡Solo Dios sabe cuál fue la verdad!
Hola Rosa, ¿crees que existirá la verdad? Yo tengo mis dudas…. Gracias por comentar y compartir. Abrazos.
Buena reescritura de un hecho histórico con ea magia que da el conocer unos soldados chapuzas que cambian la historia. Y es que cuando quieres que las cosas salgan bien debes hacerlo tú mismo. Suerte
Gracias Manuel, me alegro de que te guste!! Suerte para ti también.
Vaya con los trabajos chapuzas… dan para cambiar la historia!
Si es que los soldados rasos debían cobrar una miseria, así que se esforzaban lo mínimo seguro.
¡Muy divertido tu relato! Y contado con mucha frescura.
Un abrazo.
Carme.
Gracias Carme, si supiéramos la cantidad de chapuzas que han marcado la historia creo que no saldríamos de nuestro asombro en una y mil vidas. Me alegro mucho de que lo hayas disfrutado. Un abrazo fuerte.
No lo había leído hasta hoy, me parece buenísimo y muy original. Y quién sabe si no esconde alguna verdad, nos quedaremos con la duda. Muchas felicidades!!