58. Encuentros (Fuera de concurso)
Desde que volvieron al pueblo, sesenta años después de decirse adiós, se cruzan todos los días por la calle sin abrir la boca. Se enamoraron en la playa cuando eran unos críos y hacían juntos castillos de arena. Se ayudaban sin necesitarse, necesitándose a la vez. Poco antes de que se dijeran te quiero, sus familias emigraron en busca de una tierra prometida. La de ella la encontró en el sur; la de él, en el norte. Allí fueron enterrando las hojas vacías de sus calendarios. Cuando se jubilaron, volvieron al sitio donde fueron felices. Él llegó primero; ella, dos semanas después. Desde entonces se saben sus horarios y sus caminos y, aunque nunca se hablan, sus miradas sí se encuentran, mientras una brisa marina cosquillea sus corazones. Tienen miedo de romper esa magia con una palabra a destiempo. «Algún día me podría arriesgar», piensa ella. «El sábado le podría decir algo», piensa él, «o el domingo tal vez». Ambos sueñan con retomar su última conversación, acabar con aquella función interminable de incertidumbres, dar el carpetazo a sus temores. Y después, ¿quién sabe?, hacer castillos de arena sobre sus cuerpos en la cama de él. O en la de ella.
¡Ay Pablo, qué bonito y qué poético!
Más que un final, parece un nuevo principio, espero que uno de estos días (más pronto que tarde) alguno de los dos dé ese primer paso para que puedan retomar esa historia interrumpida, aunque sea con tantos años de retraso. ¿Cómo es el refrán, «nunca es tarde si la dicha es buena»? Pues eso.
Además, me encanta cómo lo has contado, con esa cadencia suave, pasito a paso, y esas tres o cuatro frases que le dan al micro un punto lírico.
Lo que no entiendo es el por qué del «fuera de concurso»… 🙁
Un besazo.
Muchísimas gracias, Ana María. Me dejas sin palabras después de leer tu más que generoso comentario. Me alegra muchísimo todo lo que dices. Creo que para mí uno de los mayores estímulos para seguir escribiendo es encontrarme comentarios como el tuyo.
Hablando del relato, no dudes que el final de las incertidumbres de los protagonistas se acerca y, cuando borren ese ciclo de dudas, habrá un nuevo principio o una continuación de aquellos primeros años en los que se encontraban en la playa, o esa es mi idea cuando lo escribí. Soy optimista con ellos. 😊
En cuanto a que vaya fuera de concurso es porque he tenido la suerte este año de tener dos relatos seleccionados y, si no me equivoco, y creo que no, cuando llegas a ese número ya no se concursa. No obstante, siempre me gusta dejar un relato en cada convocatoria en esta nuestra casa enteciana, sea fuera de concurso o no. Siempre es un placer para mí publicar mis ocurrencias en esta página a la que tanto cariño tengo cuando hay ocasión y, de camino, eso me ayuda a que no se me oxide la pluma demasiado.
Un gusto el leerte y el que te hayas pasado por aquí. Siendo domingo, ya lunes de madrugada, me voy con una sonrisa en la boca gracias a ti.
Un besote. 😘
Ah, vale. Pues enhorabuena por esos relatos seleccionados y yo encantada de que sigas publicando tus «ocurrencias» por aquí, me encanta leerte. ;D
Se supone que con los años aprendemos, que alcanzada una cierta edad se pierde la vergúenza y se suprimen los rodeos, pero cada persona es un mundo y el mundo está lleno de excepciones. A tus protagonistas, antes o después, les sucederá lo que merecen y todos les deseamos. Nunca es tarde para hacer lo que se debe.
Pablo, no dejes de regalarnos maravillas como esta, fuera de concurso o dentro de él.
Un abrazo enorme, te desearía suerte, que es lo que suelo hacer, pero en este caso, además de no hacerte falta, esa es la que tenemos los que interactuamos en esta página, la de poder conocer y leer a personas como tú, como Rafa Loscertales, como Carme Marí, a quienes nombro porque acabo de leerles, aunque la lista es bien grande.
Y Juana María Igarreta, Enrique Mochón, Alberto Jesús Vargas, Pablo Cavero, Juancho Plaza, Belén Sáenz … (y paro ya, que si no, no termino)
Hola, amigo Ángel. Fiel a tu cita como siempre me dejas un comentario para enmarcar. Da gusto contar con «Seres Humanos» como tú en nuestras vidas.
Mientras pueda, y no me derrote el síndrome del folio en blanco, seguiré intentando escribir. A ti te pido que sigas siendo como eres, lo que seguro que harás. Como bien dices, es innumerable la de nombres que pueblan esta casa y que la hacen tan especial. Uno de esos nombres con mayúsculas es el tuyo, Ángel.
Un abrazo bien fuerte de parte mía, de Miriam y de mi superhéroe, que te quiere muchísimo, (aún recuerda con mucho cariño esa excursión que le preparaste por Madrid y que tanto le gustó), y suerte con esos maravillosos «Seres Humanos».
… y Ángel Saiz, que te has olvidado de Ángel, Ángel, del gran Ángel Saiz 😉
Tres veces, tres me lo he leído seguidas de puro placer. Es una maravilla de micro. No tengo el gusto de conocerte, pero espero hacerlo pronto.
Manuel, las palabras que me dedicas son maravillosas. Ya es un premio que me leas, si además son tres veces, imagina lo feliz que me haces. Comentarios como el tuyo son los que me motivan a seguir escribiendo. Yo cuando escribo nunca estoy seguro de si funcionará o no el relato, y este no ha sido una excepción. Luego leo vuestros comentarios y me quedo más tranquilo al sentir vuestras palabras.
Te agradezco muchísimo que te hayas pasado por aquí. Un lujo tenerte en esta casa.
Un abrazo.
No sé qué tienen las historias amor interrumpidas con reencuentro, que siempre me atrapan. Más aún si están escritas con la maestría con la que lo haces tú. Una pena que esté fuera de concurso, porque merecería estar también en el recopilatorio.
Un abrazo.
Rosalía, a mí lo que me gusta es recibir comentarios como el tuyo. También me atraen las historias de amor interrumpidas, y a veces tiro de ellas cuando se me viene algún argumento medio decente a la cabeza.
Te agradezco también lo que me dices al final. El premio es vuestra lectura y, al final, todos los relatos quedan en este inmenso recopilatorio que es nuestra página ENTC, un sitio donde da gusto estar.
Un beso fuerte, Rosalía.
P.D. Si no me equivoco ayer lunes te llevaste la semanal de REC con un estupendo relato. ¡Enhorabuena! Y mucha suerte para la final mensual.
Gracias! Todavía no me lo creo! Avanzamos pasito a pasito…
Un abrazo.
Una exquisitez de relato, Paul. Se diría que el amor que sienten estos personajes entre sí mantiene la pureza de aquella infancia compartida. Poco sabemos de ese largo paréntesis en sus existencias, salvo que en él predominó el vacío, pero todo el que lea esta historia deseará que aprovechen cuanto antes esta oportunidad que la vida les vuelve a dar. Enhorabuena por haberlo escrito. Un fuerte abrazo.
Henry, hay que aprovechar las oportunidades cuando aparecen, o coger el tren cuando pasa, y estoy seguro que estos personajes anónimos recuperarán el tiempo perdido.
Muchísimas gracias por haberte pasado por aquí, por animarme a escribir y por todo lo que me enseñas cada día, que no es poco.
Un abrazo bien grande.