Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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59. PUNTO FINAL (Ana María Abad)

Desde que aquella idea germinó en su cerebro, sus dedos parecían haberse adherido al ordenador, tecleando febrilmente día y noche, hilando la trama de una historia de intriga, amor y muerte a través de los siglos. Estaba convencido de que aquella novela iba a ser su consagración como escritor de éxito, y apenas podía esperar para verla terminada.

Por el camino, durante aquellos tres años de su vida en que apenas se había despegado de la silla, había perdido algunas cosas, unas más valiosas que otras: su mujer, sus amigos, algunos kilos, las ganas de fumar. También había ganado: unas cuantas dioptrías y un gato callejero que se había colado un buen día por el entreabierto balcón y se había apropiado del abandonado sillón de orejas.

Y ahora, tras un desenlace totalmente inesperado y espectacular, había puesto el punto final a la brillante frase que cerraba el argumento de manera perfecta. Ya podía descansar.

Apoyó la cabeza sobre los brazos y cerró los ojos. No oyó el eco del último latido en su pecho, ni el maullido lastimero del gato, ni el pitido del ordenador al borrar todo el disco duro ante la amenaza de un virus.

19 Responses

    1. Muchas gracias Aurora. No eres la primera que me dice lo de «ay, qué pena». La verdad es que no era ese el final que yo tenía pensado cuando empecé el micro pero, como siempre digo, una propone y… la historia luego va por donde le da la gana, y a este pobre le tocó perder la novela. Casi casi ha sido una suerte que no lo haya visto…
      Abrazos de vuelta.

  1. Sara SH

    Me encanta Ana María. Me gusta mucho cómo va creciendo la tensión hasta llegar a ese gran giro final. Es un microrrelato redondo, Ni le sobra ni le falta una palabra, en mi opinión está perfecto. ¡Muchas felicidades y suerte!

    1. Muchas gracias Sara, me alegro de que te haya gustado y que te haya parecido tan redondito, una siempre lo intenta pero no siempre le sale. Y el giro final… ya es marca de la casa, jejeje, si no lo pongo me parece que le falta algo.
      Un besazo.

  2. Rosalía Guerrero

    ¡Ostras Ana! ¡Me has dejado patidifusa! Que escuchemos su último latido, vale, ¡¡pero que se borre todo, no, por favor!!!
    Cuentas perfectamente lo que ocurre cuando te atrapa el éxtasis creativo que anula todo lo demás. Con un micro es un rato, pero tres años de novela debe dejarte exhausta.
    Y tiene detalles fantásticos, como perder hasta las ganas de fumar, que ya es decir, o ganar dioptrías y un gato callejero.
    Me ha gustado mucho, el micro, y ese desenlace que me ha dolido y todo.
    Un abrazo y suerte.

    1. Muchas gracias Rosalía, por tan detallado y amable comentario. El gato callejero se coló de rondón y no tuve valor para echarle del texto, al final es el único que le hace compañía al pobre escritor. Es cierto que a veces nos absorbemos demasiado en nuestro mundillo creativo, y mi protagonista lo ha llevado hasta el límite.
      Encantada de que te haya gustado. Abrazos de vuelta.
      PD: felicidades por ese micro ganador de REC!!!! Reconozco que era mi favorito (a mí también suele salirme esa vena macabra con la que me he identificado en cuanto he oído ese fabuloso toque final).

  3. Ángel Saiz Mora

    Entre las virtudes que tiene el arte en general, y la literatura en particular, está la de sobrevivir a sus autores. Sin embargo, la informática, que tanto ayuda, también juega malas pasadas. Al menos, tu protagonista se marchó con la satisfacción del trabajo concluido y, quién sabe, tal vez esa novela le acompañe en el otro mundo de alguna forma. Puede que quien más pierda sea, posiblemente, el pobre gato, él solo entiende que se ha quedado solo.
    Un abrazo y suerte, Ana María

    1. Pues sí, me temo que en este caso no van a sobrevivir ni el autor ni su obra, aunque el mundo tampoco llegará a saber lo que se ha perdido así que nadie lo lamentará. Tal vez al antivirus no le gustó la novela y decidió por su cuenta permitir al virus que infectase el ordenador para ahorrarles sufrimiento a los lectores, quién sabe, en estos tiempos de inteligencia artificial todo es posible.
      Muchas gracias Ángel por tu acertado comentario y un beso fuerte.
      Por cierto, el gato me pregunta si no querrías adoptarlo 😉

  4. Pablo Núñez

    Hola, Ana. Me encanta tu relato. Es de los que te atrapan al principio y no te sueltan ni cuando lo terminas, pues dejas al lector dándole vueltas al coco con lo que ha ocurrido. A pesar de que se haya borrado esa novela, lo positivo del caso es que tú estuvieras ahí para contarnos tan bien como lo has hecho esta historia y hayas puesto el punto final.
    Espero que te hayas podido quedar con el gato. ☺️ Me parece más que interesante su aparición en el relato. Muy acertada para dibujar mejor la vida solitaria del escritor.
    Un besazo y mucha suerte con él.

    1. Muchísimas gracias Pablo, si tú me dices que te ha gustado entonces es que voy por el buen camino 😉
      Yo he contado la historia, ahora me faltaría haberme leído la novela para poder volver a escribirla y que no se perdiera, aunque bien mirado igual su autor me acusaba de plagio desde el más allá (huy qué relato me está viniendoooooo).
      Es posible que el gato se haya quedado en mi casa, escondido en algún rincón, aunque con mis hijos pululando por ahí lo más probable es que me haya pasado desapercibido. Por fortuna, la vida de esta escritora es humilde pero no solitaria.
      Besazos de vuelta.

  5. Marta

    Jooo! Te deja con una sensación de impotencia…Tienes ganas de decir: «Nooooo!» Y es que, que se muera el hombre hasta parece que importa menos que la pérdida de toda su obra. Qué relato!

    1. Muchas gracias por leer y comentar, Marta.
      Sí, al final parece que era más importante la novela que su propia vida, pero es que él se va así, suavecito, cuando ya prácticamente no le quedaba nada importante en este mundo (el gato, tal vez), mientras que el borrado de la novela es como una terrible hecatombe. Yo me imagino todas las palabras temblorosas, amontonadas en una esquinita de la memoria ROM (o RAM o la que sea, nunca consigo enterarme) mientras el antivirus avanza hacia ellas inexorable con un hacha en sus inexistentes manos, haciendo trizas todo a su paso… una pena que el gato no supiera informática para haber parado el proceso.
      Un abrazote.

  6. Ay, Ana María. Y luego dicen que la escritura salva vidas… en este caso se lo ha quitado todo. Menuda faena después de tanto esfuerzo.
    Me ha gustado mucho el relato, pero especialmente, ese doloroso final. Enhorabuena y mucha suerte.

    1. Pues sí, no todos los relatos pueden ser optimistas, este me salió del otro lado: aunque la idea inicial no era esa, me gustó el resultado y así lo dejé. ¿No te ha pasado nunca que algo en lo que has invertido un montón de tiempo y energía se va al traste, y sin embargo algo que has hecho así como de pasada sale muchísimo mejor? A mí sí, y parece que a mi protagonista también.
      Gracias por leer y comentar Pilar, un besazo.

  7. Hola, Ana María, está muy bien poner pasión en las cosas que nos gustan. El riesgo es que se conviertan en una obsesión y no vivamos para nada ni para nadie más. Así le ocurre al protagonista de tu micro. Para rato podía sospechar él que tras escribir ese «punto final» a su novela, le esperaba ese «punto final» a su vida. Si al menos hubiera quedado su obra…
    El gato nos provoca primeramente una sonrisa al aparecer por sorpresa junto al escritor, paliando un poco su soledad, y después nos contagia su pena cuando llora la pérdida de su dueño. Un abrazo y suerte.

    1. La verdad es que, aunque el pobre hombre hubiera visto el aviso del antivirus, es posible que se hubiera aturullado (yo me quedo congelada cuando el ordenador me da mensajes raros) y no hubiera acertado a cancelar el borrado de su obra, con lo que su desolación habría sido inmensa, casi mejor que no haya llegado a enterarse.
      Y el gato, con el que no había contado, que apareció por su cuenta, está teniendo un éxito de público y crítica bárbaro 😀
      Muchas gracias Juana y un abrazo de vuelta.

  8. Jesús Navarro Lahera

    La primera vez que me lo leí me encantó, y esta noche al hacerlo de nuevo me sigue pareciendo un grandísimo micro con un cierre de lo más impactante y sensitivo. Bravo, Ana María. Mucha suerte

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