86. Cuán fría está la mañana
El térito:
Comienza con el consabido truco de sacar de la raída chistera un conejo (de trapo, el parque no es un teatro ni él David Copperfield). Luego hace aparecer una moneda de la oreja de un niño y este se la quita y echa a correr. Las risas se explayan obligándole a disimular como si todo estuviera previsto.
Cuando saca la espada, cual Excálibur, se paran unos cuantos. Son suficientes para que comience a introducirla por su boca mientras suponen que le pillaran el truco, pero la punta metálica sale por su bajo vientre y él se desploma.
El inicio de los aplausos queda sordo ante un inmenso reguero de sangre.
El pretérito:
Cuando se despide de su mujer solo escucha el consabido “muérete, patético”.
Al despedirse del muchacho, este le pide el truco de la desaparición perpetua.
Solo puede consolarse con Irene, la sensata, la estudiante de derecho, su lucero. Ella sí le permite un abrazo y un beso, pero ese día, antes de soltarle, le susurra al oído: Acuérdate de lo que firmaste, si es suicidio no pagan, lo mejor es el accidente laboral.
La historia de un final con sus motivos, con vueltas atrás que hacen ver que todo tiene un sentido y que todo sucede por algo.
Buena historia y bien contada, llena de elementos sorpresivos que se van desgranando.
Buen broche para acabar el año.
Un abrazo, suerte y Feliz 2024, Javier
Muchas gracias, Ángel, y feliz año con tu reciente libro.
Abrazotes y mucha salud.
Muy original la estructura narrativa, empezando por el final y haciendo un flash back. Y muy bien escrito, desvelando la historia poco a poco. Pero no puedo evitar sentir compasión por tu desgraciado mago.
Un abrazo y feliz 2024.
Gracias, Rosalía. Es normal que sientas compasión por ese personaje y no empatía con los otros. No eres malota.
Besetes y buen año.
Magnífico y duro microrrelato. Creo que ese flash back te ha salido redondo; has conseguido que la dureza del térito se quede corta con la del pretérito.
Nos leemos.
Gracias, Isabel, porque nunca sabe uno si consigue lo que pretende.
Besos
No pude comentar este relato en su momento, pero sí que lo leí, y debo decir que esperaba verlo, por calidad y originalidad, entre los elegidos. Es cierto, por otro lado, que los que están en ambas listas lo merecen también sin excepción. Un fuerte abrazo, Javier.
Ahora lo leo. No se si tú, porque aquí enseguida es antiguo.
Gracias por tu apreciación, eso motiva. Y sí, es difícil elegir.
Espero verte en Cabezón.