18. UN PEQUEÑO CAOS (Ana María Abad)
Mientras vivió, Pablo disfrutaba viendo a su hija Sara disponer el belén en un orden propio y muy particular, aún sabiendo que la perfeccionista de su mujer madrugaría la mañana siguiente para reestructurar a escondidas el despropósito de turno, achacándole el cambio a Papá Noel, que siempre dejaba junto al pesebre una figurita de mazapán.
Este año, la mula ha terminado en el patio del castillo romano, el buey en la charca de los patos, los tres Reyes Magos confraternizando con los pastores en la taberna, y el Niño Jesús echando una mano a las lavanderas. A María le toca sacar el agua del pozo, pero es José quien se lleva la peor parte, al quedar ubicado tras un matorral, junto al caganer.
El día de Navidad, Alicia se levanta decidida a recolocarlo todo una vez más pero, al ver la estrella en delicado equilibrio sobre el puente de madera, sólo es capaz de pensar en cuánto echa de menos a Pablo. Cuando Sara llega corriendo a por su mazapán, el belén está intacto; una nota firmada por Papá Noel le ilumina el rostro: “tu padre me ha convencido: así está mejor”.
Preciosa historia Ana María.
Me ha encantado.
Suerte.
Muchas gracias Fernando, me alegra que te haya gustado. Un abrazo.
No sabes cuantas veces re coloqué el Belén cuando mis hijos eran pequeños. Hacían perrerías y se divertían mucho, así que tu relato me ha llegado al alma.
Gracias
Gracias a ti por ese comentario tan personal y emotivo, siempre gusta saber que alguien conecta con tu relato.
Tenías que ver cómo deja mi marido el Belén de mi casa todos los años, lleno de superhéroes y supervillanos. ¡Es peor él que los niños!
Un abrazo Rosa.
Qué manera más tierna de transportarnos a la infancia, y es que casi todos hemos estado en alguno de los dos bandos: los rebeldes descolocadores del Belén o los sufridos recolocadores, Un relato precioso y muy evocador, felicidades Ana María! Mucha suerte y un abrazo!
Muchas gracias Sara.
Cierto, creo que en la mayoría de las casas debe haber algún problema de ese tipo, por suerte porque si no, ¡vaya aburrimiento de Belén!
Abrazos de vuelta.
Hola Ana, un cuadro de vida cotidiana tierno y lleno de personajes que como en una comedia de enredo se muestran al lector. Suerte!
Muchas gracias Manuel.
Aunque la mayoría de los personajes son inanimados, no por ello dejan de formar parte del cuadro. Me pregunto qué opinarán ellos de la colocación y la recolocación que sufren cada año…
Un abrazo.
Ana, qué historia más tierna, dentro de la tristeza que supone que nuestros seres queridos no nos acompañen durante esas fiestas tan familiares. Aun así, le das un toque de esperanza e ilusión. Me ha gusta mucho.
Un abrazo y suerte.
Necesitaba un motivo para que la madre cambiara de hábitos y se me ocurrió que ese encajaba bien con la historia, pero en ningún momento pretendí tejer un relato triste. Me alegro de haber conseguido el efecto deseado.
Gracias Rosalía y otro abrazo para ti.
Un caos lleno de travesura, cariño y sentimiento. Son fechas en las que se echa de menos más, si cabe, a los ausentes, pero sin dejar de mirar hacia adelante.
Un abrazo y suerte con esta historia entrañable, Ana María.
Muchas gracias Ángel.
Seguro que la pequeña recordará con cariño, cuando crezca, esos ratos pasados con su padre «colocando» el Belén.
Abrazos de vuelta.
Hola, Ana María.
Un relato muy tierno y lleno de sentimiento. Hay mucho amor y belleza en esa imperfección.
Un cálido saludo.
Muchas gracias Ángel.
Por experiencia propia sé que no siempre lo perfecto es lo mejor. Y como dice alguien muy querido para mí: «lo mejor es enemigo de lo bueno».
Abrazos.
Un relato tierno y cercano. No ha sido nada difícil empatizar con los personajes y la escena, a mí me ha encantado, Ana María. También me ha gustado esa frase que comentas de lo mejor es enemigo de lo bueno…
Abrazo
Muchas gracias Aurora. Los personajes son de lo más normal, como cualquiera de nosotros, quizá por eso es fácil empatizar con ellos.
Y la frase es una de las favoritas de mi marido, ampliamente comprobada además.
Un besazo.
Qué belleza, por Dios, Ana María. Ternura y cercanía en un excelente microrrelato. Mucha suerte y un abrazo
Muchas gracias Jesús por tan amable comentario. Abrazos de vuelta.