20. La vie est belle (A. Barceló)
Abre los ojos, el lujo y el buen gusto le rodea. Levanta la persiana, hace un día estupendo, el jardín del chalet luce espléndido. Ducha, traje de marca, unas gotas de perfume caro y a trabajar. Sale del garaje al volante de su coche de alta gama recién estrenado. Música a tope: “because I’m happy, na, na, na…” Llega a la empresa y asciende hasta su despacho en el ático de la torre principal, por algo está en la cúspide, las vistas son de película. Enciende el ordenador, de fondo de pantalla las playas de arena blanca y aguas turquesa del idílico destino para sus futuras vacaciones. Introduce el password, abre el último informe, lo repasa bien, lo firma y lo envía. En él aconseja el despido de treinta empleados como medida necesaria para ajustar el gasto y ampliar los beneficios, hubiera bastado con cargarse a dieciocho, pero los números serían más discretos, así quedará mejor en el Consejo de Administración. ¡Uuuhhhmmm!, huele a bonus extra.
Menudo chacal, el tipo. Por desgracia, tu micro es muy realista y muchos de esos capitostes no tienen en cuenta a la gente de a pie que machacan en su camino hacia la cumbre. Muy bien llevado, Ángel, suerte y abrazos.
Hola, Ana María.
Muchas gracias por comentar.
Sí, por desgracia estos personajes no son para nada de ficción.
Un cálido saludo.
Barceló, está claro que para que tu personaje pueda llevar a cabo sus grandes ilusiones tendrá que machacar la de otros muchos, aunque estas últimas sean mucho más sencillas. Tu micro plasma la vida empresarial tal cual es. Buen título.
Nos leemos
Hola, Isabel.
Hay gente así, que asciende al precio que haga falta y no mira hacia atrás.
Un cálido saludo.
Vaya pedazo de buitre has dibujado. Para él «La vie est belle», pero a costa de amargar a existencia a otras personas. Por desgracia, real como la vida misma.
Un abrazo y suerte.
Hola, Rosalía.
Creo que, ni tan siquiera, se merece el apelativo de buitre, un ave que cumple el papel que le ha reservado la naturaleza para sobrevevir y que funciona dentro de un equilibrio. Este personaje es egoísmo puro y duro.
Gracias por comentar, otro abrazo para ti.
Hay personas sin ningún escrúpulo y con una total ausencia de enpatía hacia sus semejantes. El egoísmo y el propio interés es lo único que les mueve. El problema es que no les remuerde la conciencia, aunque difícilmente les podría suceder, ya que carecen de ella, como ha quedado claro en el monólogo de este personaje. No puede haber belleza en la desgracia ajena.
Literatura realista a más no poder, por desgracia, con clara crítica social, estudio psicológico del arribista incluido.
Un abrazo y suerte, querido tocayo
Hola, Ángel.
Por desgracia existen estos «¿seres humanos?» No sé si se podrían catalogar dentro de esta especie y, si se pudiera hacer, costaría bastante clasificarlos para entrar en un libro tan fantástico como el que, recientemente, tú has publicado, ¿quizá como gente sin alma? Enhorabuena, mi querido tocayo, es un placer leerte en papel.
Un cálido abrazo.
Hola Ángel:
Como bien sugiere tu texto, hay personas que solo sienten Kalopsia en esas circunstancias, viviendo en la sensación de que son dioses, con capacidad para aplastar vidas con sólo un dedo.
Muy bien narrado el día de un tipejo que a todos nos suena conocer.
Enhorabuena
Hola, Alberto.
Sí, justo esto que expresas así era un poco lo que yo pretendía hacer ver en este relato. Muchas gracias por tu interpretación.
Un cálido saludo.
Hola, Barceló. Para mí, la clave del micro reside en la expresión «cargarse a…», porque ahí el lector se da cuenta de que lo que encuentra bello el protagonista es algo horrible: despedir de un plumazo a treinta personas, sin importarle en lo más mínimo, para que lo asciendan de puesto y encima, como broche de oro, recibir un bono extra… Salvando las distancias, me recordó a una profe de química que tuve en la secundaria, porque ella se jactaba, con gran placer, de todos los alumnos que había desaprobado (algo horrible para mí, que nunca entendí las ciencias duras y siempre me encontraba entre los aplazados, lamentablemente).
Un micro que pinta de belleza la crudeza y refleja la kalopsia acertadamente.
Como siempre, un placer leerte, querido amigo.
Besos patagónicos😘😘😇😇
Hola, Mariángeles.
No sé si en este relato he utilizado el término Kalopsia en sentido estricto. El protagonista ve belleza en su forma de vida, pero a nadie, excepto a él, se le escapa que la forma de lograr esa belleza, pasando por encima de todo y de todos, es asquerosamente fea y detestable.
Como siempre, un honor y un privilegio recibir tus comentarios.
Cálidos abrazos manchegos.
Qué tiempos aquellos en los que las empresas que contrataban trabajadores eran las mejor valoradas. El infame ultra capitalismo de las últimas décadas hace subir en bolsa a las empresas que más personal despiden. Llenarse a rebosar los bolsillos y evadir escandalosod beneficios nunca fue tan fácil para esos lobos que ya no andan agazapados. Enorabuena y suerte.
Corrijo: Quise escribir «escandalosos» y «enhorabuena». Perdón.
Hola, Puri.
Muchas gracias por comentar. El mundo empresarial, sin lugar a dudas, da para muchas historias. Eduardo Mendoza (uno de mis autores favoritos) tiene una novela clásica ineludible que a mí me gustó mucho «La verdad sobre el caso Sabolta». Si no la has leído te la recomiendo, tiene incluso versión cinematográfica, muy buena para mi gusto.
En fin, centrándonos en el tema de la Kalopsia, muchos ven una belleza en el poder y el dinero que yo, sinceramente, no encuentro una cosa tan atractiva, si no va acompañada de una coherencia y una ética adecuada.
Un cálido saludo.