35. El balneario
Aparcó su descapotable en la entrada, un clásico que levantaba miradas a su paso. Antes de salir, se retocó el carmín y se colocó sus gafas de sol estilo “vintage”. Parada, admiró la majestuosidad del edificio. Se dirigió a la entrada principal con pisar estiloso. Abrió la puerta y enseguida se impregnó del ambiente que ella bien conocía. Se dejó llevar.
El suelo de mármol blanco, las paredes estucadas y las estatuas de cuerpos hercúleos que circundaban la entrada. La música del piano que se colaba desde el bar, acompasando el melódico tintineo de las copas de cristal de la gente que disfrutaba del aperitivo, después de una agradable mañana termal, solo al alcance de unos pocos.
De repente, se le aclaró la mirada y regreso. El suelo polvoriento había perdido todo el lustre, las paredes desconchadas. Ya no había estatuas. El silencio ensordecedor inundaba la estancia. Ni un suspiro, ni una pisada. Las puertas que una vez hubo, acabaron en alguna fogata.
El paso del tiempo y el abandono habían hecho mella en el lugar, incluso en ella. Ambos, vivieron el esplendor de otra época. Su mente se negaba a percibirlo desde otra perspectiva que no fuera la belleza.
Sonsoles, tu micro me recuerda a Venecia, llena de desconchones y a punto de hundirse en la laguna, pero eternamente bella.
También me trae a la memoria aquellos lugares en los que fui feliz, sin pensar que, al igual que yo, se derrumban poco a poco sin remedio.
Un abrazo y suerte.
Gracias por tu comentario. Me alaga saber que el relato evoque lugares con tanto encanto como Venecia y sensaciones como la felicidad.
Has conseguido meterme en el ambiente decimonónico del edificio que describes.
Muy bien contando.
Gracias Rosa, es un aliciente saber que como lectora estabas dentro del escenario.
Un recuerdo, cuando se.idealiza, convierte en bello hasta el mismo infierno. Cuántas veces un edificio antiguo transmite mucho más que otro más moderno, inteligente, con mucho aluminio y cristal.
Un relato que ahora llamaríamos con mirada «vintage», a través de la visión de alguien que valora un lugar como algo más que cuatro paredes funcionales.
Un saludo y suerte, Sonsoles
Gracias Ángel, coincido contigo en que lo antiguo tiene algo especial, más allá de la primera apariencia.