24. Lazos
Mi abuela dejó la fuente de croquetas en la mesa del salón y volvió a la cocina.
—Chicos, enseguida termino de preparar la ensalada y comemos —dijo mientras se alejaba por el pasillo.
Entonces mi primo me miró y los dos nos levantamos del sofá al mismo tiempo. O fue al revés, primero nos desasentamos a la par y, luego, yo lo miré. O, quizás, nuestras miradas se cruzaron de repente y, sin decir nada, nos pusimos en pie a la vez. Ahora no lo recuerdo con exactitud.
Lo que tengo claro es que cuando mi abuela regresó con la ensaladera, mi primo y yo seguíamos en el sofá. Igual de callados y viendo la televisión. La única diferencia era que teníamos la lengua insensibilizada y los ojos vidriosos por lo que quemaban las croquetas.
Igualito que el plato del jamón en mi casa, jajaja! Que en cuanto me descuido no lo cato.
Un abrazo y suerte, Aurora.
Ay el jamón, en mi casa pasa lo mismo, hay que darse brío para poder probarlo jajaja
Muchas gracias por el comentario, Ana María
¡Abrazo!
Esos primos me representan. ¿Quién puede resistirse a las croquetas de la abuela? Carpe diem, aunque nos quememos la lengua.
Un abrazo y suerte.
Carpe diem a las croquetas, Rosalía jajaja
Y larga vida también a esa conexión entre primos que, a veces, se pierde con la edad.
Muchas gracias por tus palabras
¡Abrazo!
Las croquetas son un manjar de dioses, sobre todo si las ha hecho tu abuela.
Con lengua quemada y todo es un recuerdo bonito para el futuro.
Bien definido, Rosa, me gusta eso de un manjar de dioses. ¡Ummm, qué ricas!
Y si son un grato recuerdo, más buenas todavía.
Muchas gracias por comentar.
¡Abrazo!
Conexión y complicidad en silencio, pero con actividad y consecuencias. Seguro que la buena mujer supo lo que había sucedido pese a los disimulos, pero, comprensiva y con una sonrisa reprimida, actuó como si tal cosa.
Un relato posible y simpático, que se nutre de lo cotidiano, y de la justa fama de las croquetas de las abuelas.
Un abrazo y suerte, Aurora
Es verdad, Ángel, seguro que la mujer lo sabía y disimuló con una media sonrisa, igual ella también se comió alguna antes jajaja
La complicidad quedó en familia.
Muchas gracias por tu comentario.
¡Abrazo!
Qué relato tan tierno y simpático. Y delicioso!, Jeje.
La conexión entre primos siempre ha sido especial.
Un abrazo, Aurora
Muchas gracias por tu comentario, Alberto. Es verdad, tienes razón, la conexión entre primos es especial. Y deliciosa jajaja
¡Abrazo!
Hola, Aurora.
Un relato muy simpático, que me ha dibujado una sonrisa en la cara.
Un cálido y sonriente saludo.
Pues, Ángel, si te he sacado una sonrisa, con eso ya me doy por satisfecha. Mira qué simple soy jajaja
Muchas gracias por tu comentario
¡Abrazo!
Esa lengua insensibilizada y esos ojos vidriosos bien valen la pena si se tienen «lazos croqueteros» tan ricos… A mí me remitieron a la fuente de tortas fritas que yo y mis hermanos supimos saborear en mi niñez; siempre había una crocante, infladita y tostada, en la punta de la fuente, y obvio que los tres queríamos comerla, así que eso de sentarse y «desasentarse» a la velocidad de la luz lo teníamos clarísimo, jaja…
Un micro delicioso, Aurora, me encantó. Besos😘😘😇😇
«Lazos croqueteros» me encanta, Mariángeles, me la apunto.
Y, después de la descripción que has hecho, yo tengo que probar esas deliciosas tortas fritas. Y, por supuesto, quiero la más crocante, infladita y tostada jajaja
Mil gracias por tu comentario.
¡Abrazo!
Hola Aurora,
Empecé sonriendo cuando vi que ponías un plato de croquetas en la mesa y he terminado a carcajadas cuando me has enseñado la boca achicharrada de tus personajes. Por cierto, de qué serían esas maravillosas croquetitas?
Nos leemos
Uih, Isabel Cristina, a mí se me hace la boca agua solo con pensar en las croques (pongamos que son de pollo más el ingrediente secreto de la abuela jajaja)
Muchas gracias por tu comentario.
¡Abrazo!
Debería ser delito empezar un relato con una fuente de croquetas jajajjaja ¡qué maravilla, qué imagen! Muy divertido, Aurora, mucha suerte. Saludos.
Totalmente de acuerdo, Ana, las croquetas son tentación en estado puro jajaja
Mil gracias por tu comentario
¡Abrazo!
Una genialidad, Aurora. Gran micro, tan sabroso como las croquetas de la abuela. Me ha encantado.
Un fuerte abrazo.
Muchas gracias por leerlo, Javier. Genios son esos primos que se entienden con tan solo mirarse y, por supuesto, el que inventó las croquetas;)
¡Abrazo!
¿Y quien no se desasienta por las croquetas de la abuela? Igual hasta se dieron manotazos por coger la primera. Un micro muy divertido, muy en tu línea, de escenas cotidianas, pero muy bien contadas.
Mucha suerte, Aurora, y un abrazo muy grande.
Oye, pues ahora que lo pienso, seguro que hubo algún manotazo jajaja
Mil gracias por tu comentario, Javier
¡Abrazo!