29. NI UNA PALABRA
Aquella mirada fría, casi estéril, no significaba que estaba despedido, que a partir de mañana tendría que buscar trabajo, que tenía un mes de ahorros, que mi familia ya no tendría vacaciones ni yo ese coche; aquella mirada era la de quien ha esperado mucho tiempo para cobrarse una deuda de juventud, una novia arrebatada y alguna burla más. A él le gustaría sonreír y a mí partirle la cara.
Mientras firmo el despido, lo odio en un silencio que ningún diccionario podría explicar, pero me atrevo a mirarlo fijamente y, sin decir ni una palabra que resumiera mi rabia y mi derrota, compruebo que él me odia también porque aún sigue enamorado de aquella chica que me besó en el baile de graduación.
About Post Author
Una situación tan espesa que podría cortarse con un cuchillo, aunque mejor no hacer ni mención a un arma blanca, porque con tanta tensión solo tendría el peor de los usos, para teñirse de rojo. Sin decir una palabra se produce un hecho presente, pero que lleva alimentándose mucho tiempo, a la espera de la ocasión propicia para estallar. La tirantez entre los dos personajes, su duelo contenido para no pasar a las manos, está muy bien descrito, podemos verlo y hasta sentirlo, porque disponemos de alguien que ha deslizado con maestría las palabras justas para dibujar esta historia.
Un abrazo y suerte, amigo JM.
Amigo Ángel, tú sí que sabes leer un relato.
Gracias por tu comentario y por restaurar el cuadro de respuesta.
Un abrazo fuerte
JM
Hay circunstancias que marcan toda una vida, y si lo alíñanos con el rencor de algunas personas puede desembocar en un drama. Como ha sucedido en tu relato: una familia entera destrozada por unos deseos de juventud frustrados. Una prueba más de que el poder en determinadas manos es peligrosisimo.
Si el odio dura demasiado, entonces es otra cosa peor.
Gracias por leer y comentar.
JM
Hola Juan,
Es una pequeña historia que nos demuestra, como dijo aquel, que las venganza es un plato que se sirve frío; cuando es así, es porque queda por ahí abajo el rencor eterno.
Nos lemos
Cuando la venganza es a largo plazo, no hacen falta palabras.
Gracias por leer y comentar.
Un saludo
JM
Juan, parece que el agraviado ha podido al fin cobrarse su deuda de juventud, pero eso no va a cambiar el pasado, y él va a seguir enamorado de una chica que beso a otro en aquel día tan lejano.
Ojalá hubiera podido olvidar antes de consumar su venganza. Y sí, coincido con Ángel en que se puede sentir la tensión que hay entre los dos personajes.
Un abrazo y suerte.
Muchas gracias por comentar y leer.
La idea era esa, la de mezclar los viejos odios y crear una batalla final.
¿Y si…? Supongamos que aquella chica que le besó en el baile de graduación y le gustaba al jefe es hoy la mujer del despedido. Venganza doble, ambos sin vacaciones, ni coche. Además, tu puedes robar novi@s, pero no burlarte del perjudicado. Entonces la herida se hace perenne. ¿Y si no hubiera pasado a nosotros, nos birlan al/la novi@ y encima se cachondean? Tu micro tiene muchas interpretaciones. Mira igual hasta el jefe cae simpático…
Suerte y saludos.
Estos entes de ficción viven nuestras vidas o las de los nuestros. Nunca se sabe si seguimos siendo los de antes hasta el punto de que nuestro pasado no prescriba.
Gracias por leer y comentar.
Un saludo
JM
La venganza se sirve en plato frío, dicen por ahí, y tu personaje parece haberla cocinado y dejado enfriar sin prisas. Buen duelo de silencios en el que dices mucho, en el que hay tensión a raudales. Muy buen micro. Mucha suerte y un abrazo.
La venganza, si hay un rencor adolescente, se practica contra otra persona distinta. El odio ne debería durar tanto porque nos convierte en seres desalmados.