51. La ventana
He vuelto a ponerme colorete y le he pedido a mi peluquera un corte algo más juvenil. Mis hijos se alegraron al verme más animada, pero se sorprendieron también. Algunas bromas no del todo bien intencionadas sí que hicieron.
—¿Y quién es él, mamá?
—Un vecino que se acaba de quedar viudo —respondí.
Se rieron, no me creyeron. Tal vez fuera imposible para ellos admitir que a los ochenta años una pudiera… En fin, nada.
Lo que no saben es que todos los días paso por delante de su casa. Él está siempre a la ventana y nos sonreímos. En realidad, llevamos toda la vida sonriéndonos. Yo soñaba con que un día abriría la maldita ventana y podríamos decirnos «hola». Y hoy por fin ha pasado.
—Hola —me dijo.
—Hola —le dije.
—Me voy a vivir a Madrid con mi hija —me dijo.
—Ah… —le dije.
Nos miramos unos segundos, en silencio.
—Si quieres podemos… —me dijo.
—¿Sí?… —le dije.
«¡Papá, cierra esa ventana que vas a coger la muerte!», escuché una voz a su espalda. Y cuando cerró la ventana, la muerte ya nos había cogido a los dos.
La expresión de “coger la muerte” no la había oído nunca, pero qué acertada en el relato.
Tratar a las personas mayores como niños es muy propio de muchos hijos. Conscientes o no terminan haciendo daño a aquellos que quieren proteger.
Triste pero bello.
Está claro que no hay que posponer nada; eso de «ya habrá tiempo», o «nunca es tarde» es una falacia. Las circunstancias condicionan, qué duda cabe, pero no hay que ser siempre sumiso, por mucho que el destino nos arrastre uno tiene, y debe, decidir.
Un abrazo y suerte, Doninique
Qué gran simbolismo el de esa ventana, que por fin se abre dando paso a la, quizás, última oportunidad que tiene esa pareja de encontrarse. Y cuando nos sentimos esperanzados con un final feliz, va y se cierra, dando al traste con cualquier posibilidad.
Nunca es tarde, pero hay que dejar las ventanas ( y las puertas) abiertas.
Un abrazo y suerte.
Gracias por vuestros comentarios muy acertados referente a lo que sí quise plasmar… un abrazo.
Me ha gustado mucho el micro. Por escasos segundo no han podido dar el ansiado paso y ya no podrán hacerlo. Te ha salido un Mamihloquesea interruptus. Una ilusión desvanecida por l misma ventana que la había generado.
Muchas suerte y un saludo
Gracias, Javier, me gusta tu alusión a la ventana que fue donde empezó lo que podría haber sido y no fue. Un saludo