54. Cuarenta y tantos
Cumplidos ya los cuarenta mi salud empezó quebrarse. Había perdido el apetito, tenía insomnio y la frecuencia cardíaca alterada, a veces me encontraba apático y otras era capaz de todo… Mi mujer, preocupada por mis suspiros, me llevó al hospital, donde me hicieron un reconocimiento exhaustivo: electrocardiograma, presión arterial, medida del contorno de la cintura, grado de calvicie, años de matrimonio, interés por la adquisición de una moto o hacerme tatuajes y escala del deseo que me despertaban nuestras amigas, mis compañeras de trabajo y las desconocidas con las que me cruzaba a diario.
Tras la revisión el médico dictaminó que padecía una crisis muy común a mi edad, pero que era conveniente comenzar a cuidarme ya. Me recetó inyecciones de cine bélico y camaradería semanales, además de una píldora de debates políticos diaria; también me puso a dieta las páginas porno de Internet, me prohibió tatuarme, comprar una moto, al menos de gran cilindrada, y a mi mujer le dijo que, para que la terapia resultase infalible, debía pasar la cuarentena conmigo en un lugar cerrado.
Como para no resultar infalible. A los pocos días nos miramos y supimos exactamente lo que iba a suceder.
Y en ello estamos.
Hola Rafa, me has provocado una risilla de buena mañana con esta visión tan ácida de la crisis de los cuarenta. Felicidades, muy buen micro, un abrazo!
Sacar una sonrisa por la mañana no está nada mal. Me alegra haberlo conseguido.
Un abrazo y gracias por el comentario, Sara.
Siempre hay salida para una crisis. La receta del doctor es psicológica y de lo más apropiada, en especial, en la parte que afecta al cambio de costumbres del protagonista con su mujer, una terapia de lo más recomendable, sin duda.
Un relato divertido, que incluye consejos prácticos que no se pueden desdeñar.
Un abrazo y suerte, Rafa.
Muchas gracias por tus comentarios, Ángel. Creo, como tú, que habría que fomentar más ese tipo de terapias.
Un abrazo.
Divertido, pero más real de lo que creemos. Y no sólo a los 40, sino a otras edades. Está claro que la pasión hay que cultivarla. Ahora que entramos en Semana Santa,¡ habrá que ponerse a ello!
Eso es, Rosa, qué mejor momento que este para cultivar la pasión, aunque también te digo que cualquier otro también valdría 😁.
Muchas gracias por comentar, y un abrazo.
Hola Rafa! Buena receta la de ese médico para sobrellevar una de las crisis que nos provoca la edad… Creo que con algunos cambios (ramen en lugar de cine bélico, por ejemplo), nos la podemos aplicar cualquiera. Me parece un micro donde muestras el lado cómico de la realidad.
Un abrazo y suerte.
Siempre he pensado que el humor nos puede salvar de casi cualquier cosa. Por lo menos nos ayuda a lidiar con la realidad la mayor parte de las veces.
Muchas gracias por tu comentario, Rosalía, y un abrazo.
Hola Rafa! Yo creo que tampoco hubiera estado mal que el médico le hubiera recetado una inyección de micros en vena jajaja…
Nos leemos
Seguro que se hubieran entretenido también, aunque de otra forma, ja, ja.
Un abrazo y gracias por tu comentario, Isabel Cristina.