81. DÉJATE CONQUISTAR
Él sabía mucho de pérdidas de seres queridos. Por eso su mirada, otrora capaz de derretir un corazón frío y llenarle de alegría, se había vuelto triste.
Hasta que llegó ella, altanera, indiferente, seductora, bellísima. Sus miradas apenas se cruzaron unos segundos pero fue capaz de animarle el día. Siempre había sido muy enamoradizo, pero esta vez Cupido le había producido un boquete.
Pasaron varios días sin verla. Llegó a pensar que había sido una ensoñación. Le irritaba no poder recordar con claridad aquellos ojos verdosos, rasgados y con un toque malicioso.
El día de la fiesta, se reunieron todos los residentes en el jardín. Las fuentes funcionando y las plantas y flores, crearon una atmósfera romántica y de bienestar. Los ojos vivarachos de él saltaron de júbilo cuando ella apareció, vibrante, espectacular.
Él no pudo reprimir un ladrido de felicidad cuando la gata se puso a ronronear a su alrededor.
Muy bien llevado, Encarna. Al principio parece una situación normal y corriente, luego dejas caer la pista de los residentes para evocar un romance entre ancianetes, hasta desembocar en ese final inesperado, como debe ser. Muy tierno.
Besos.
Muchas gracias Ana María por tus amables palabras. Nos leemos. Un abrazo
Si, un final simpático, ¿quien dice que el amor entre especies distintas no es posible?
Un canto a la diversidad?
Gracias Rosa. Es un relato «muy simple», así que la gracia tenía que estar en el final. Me gusta la idea del canto a la diversidad. Un abrazo.
Además de lo que ya te han comentado, a mí me encanta el título; lo veo muy apropiado.
Nos leemos
Muchas gracias Isabel. La verdad es que tenía muchas dudas con el título, así que me alegra que te guste. Un abrazo
Encarna, me encanta como has jugado al despiste para darle la vuelta al final con ese inesperado romance. Me ha recordado esos videos de perretes, gaticos, y otros cachorros, que son amigos y juegan. Muy chulo.
Un abrazo y suerte.
Muchas gracias Rosalia. Es la primera vez que participo y me siento ilusionada, aunque vuestro nivel es muy elevado. Un abrazo.
El amor no tiene fronteras y puede darse de muchas formas. Nada hay más seductor que una mirada sincera, sin que sean necesarias las palabras (en este caso imposibles), ni siquiera pertenecer a la misma especie.
Para que luego digan eso de «se llevan como el perro y el gato»
un abrazo y suerte, Encarna
Muchas gracias Ángel, siempre tan amable. Un abrazo