46. SENTIMIENTOS ENCONTRADOS (Isabel Cristina)
Miguelito no llegó a entender por qué su papá se enfadó tanto con él. Tampoco era tan grave; solo había suspendido mates… y por los pelos.
Medio sonriente y hartándose de gusanitos en el sofá, decidió esperar la llegada de su hermana María con su boletín de notas. Entonces sería cuando el padre mostrara su enojo con su habitual forma constructiva de educar.
Le dió tal cachete con la mano derecha en la mejilla izquierda que hasta sonó ¡ZAS!
Miguelito, viendo los ojos enrojecidos de su hermana, fue a abrazarla avergonzado.
Ella recibió primero un tortazo bien merecido y luego un fuerte apretón de su hermano que no entendió en absoluto.
Puede que sea humano sentir alegría ante el dolor ajeno, pero más humano es el arrepentimiento, la compasión y la empatía. También es normal la confusión de la hermana con tanto contraste. A ese padre alguien debería decirle que no son maneras de educar.
Un abrazo y suerte, Isabel Cristina
la relación entre hermanos siempre es complicada, llena de matices, en eterna competencia… Pero también llena de un amor difícil de explicar, diferente a todo. No se parece a nada. Creo que se manifiesta precisamente cuando alguien lo pone en duda. Creo que tu micro describe perfectamente todos esos sentimientos. La alegría pronto torna en arrepentimiento. Pero el alivio permanece… Mal de muchos… Enhorabuena, Isabel
Hola, Isabel, como te dice Susana, las relaciones entre hermanos están llenas de matices. También es verdad que si tienes varios, esos matices están mucho más marcados en unas relaciones que en otras. Doy fe. Lo que cuenta el micro es esa sensación de alivio que nos produce cuando alguien sufre lo mismo que nosotros. Sensación injusta y mezquina, desde luego. De ahí el arrepentimiento que se produce en el niño, y que demuestra el cariño hacia su hermana. Somos así de contradictorios. Plasmas muy bien la cuestión de la convocatoria. Esa alegría por el mal ajeno. Aunque haya sido efímera, ha existido. Un abrazo y suerte.
Isabel, a todo lo que ya te han comentado sobre las relaciones fraternales solo puedo añadir que me ha resultado muy tierno.
Excepto ese cafre de padre,claro.
Un abrazo y suerte.
Me preocupa el que las niña pensara que el tortazo bien merecido. La violencia es un aprendizaje que puede empezar en la infancia, como en este caso.
Un ejemplo muy biten planteado y resuelto.
Gracias por vuestros comentarios porque me muestra que se ha captado todo lo que yo quería plasmar en pocas palabras, incluida esta última reflexión que parecía estar ahí menos visible y es esa dura, fea y triste realidad…como dice Rosa: «la violencia se aprende»
Desde luego ese modelo paterno es difícil de llevar, aunque al menos Miguelito sabe sacar aún un resto de humanidad, y abraza, arrepentido, a su hermana.
Muy bien trazado ese cruce de sentimientos, Isabel.
Suerte