64. Dos miligramos
Nada es eterno, aunque note la inmensidad de tus pupilas al mirarte, y perciba que el tiempo se para como un velero en medio del ese azul profundo de aguas tranquilas que veo a través de esos dos ojos de buey colocados bajo tu frente. Se que algún día echarán la persiana y fluirán hacía otro lugar del universo.
Cuando llegue ese momento, me quedaré roto, solo e incompleto. A pesar de que racionalmente me planteo la posibilidad, no consigo asimilar que un día me despierte por la mañana y no vaya a despertarte con un beso de bueno días, peinarte tu cabello cobre y rizado, acomodarte en tu silla, a pesar de mi artrosis, para darte el desayuno.
Hace tiempo se que la vida no es perfecta, pero tu presencia junto a mi, a pesar de la temprana partida de tu madre, siempre me ha reconfortado. Hoy he dado con la solución a mis todas mis preocupaciones. Es tan insignificante que sonreirás cuando te lo cuente. Llegará el momento de tu partida, y tomaré tu mano. En ese instante, vaciaré los dos miligramos de cianuro en mi boca, y juntos cruzaremos el camino a la inmensidad.
Hola Sonsoles,
Muy bueno tu relato pero creo que has enviado el relato con el tema de la propuesta que viene (Wabi Sabi) mas que Schandenfreude.
Saludos
Sonsoles, es precioso, además de triste. Pero sí, creo que el tema sería mejor para le siguiente propuesta.
Abrazo.
Hola Fernando y Rosalía. Gracias por vuestros comentarios. En efecto, el relato es inspirándome en Wabi Sabi. No sé porqué pero me adelante.
Un saludo