86. INSUPERABLE
En los grupos de amigas siempre hay alguna que destaca. En el nuestro era Carlota: las mejores notas sin esfuerzo, un cuerpo escultural comiendo de todo y Marco, el novio perfecto. Cuando la contrataron en el bufete más prestigioso de la ciudad le organizamos una cena sorpresa para celebrarlo. Incluso compramos máscaras con la cara de la afortunada y encargamos camisetas con la puñetera frasecita: “todas queremos ser Carlota». Y tanto que queríamos. Pero no.
Desde entonces siempre daba excusas para no unirse a nuestros planes. Solo la veíamos en las redes, alardeando de éxito, viajes de lujo y mucho bótox.
Hace un mes recibimos las invitaciones a su fiesta de compromiso: sobres rosa pastel, sus nombres en letras doradas, instrucciones precisas sobre el atuendo, pero ni una palabra escrita a mano por ella.
Al llegar al restaurante, el espectáculo: Carlota saliendo de la limusina, vestido divino, gesto descompuesto, una nube de paparazzi interrogándola sobre su relación con el director del bufete, investigado por trama de corrupción. Marco dejándola plantada, la esposa engañada abofeteándola delante de las cámaras. Y en primer plano, sus mejores amigas sonriendo con unas camisetas en las que puede leerse: «que te den, Carlota».
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Carlota nació de pie, con suerte y todo fácil de una forma natural. No tenía necesidad de tirar por la borda ese camino de rosas despreciando a sus iguales y con un desliz de difícil perdón. La frase de sus «mejores amigas» resume bien lo que inspira este personaje, hasta hace que el lector tome partido.
Un abrazo y suerte, Asun
Hay gente que nace con estrella, como Carlota, y otra gente que nace estrellada. Es normal que surjan envidias y rencillas cuando se ve que «unas tanto y otras tan poco». Dicho esto, la leyenda de la camiseta de las «amigas» me parece ensañamiento.
Y ahora que nadie me lee, diré que a Carlota yo le envidio dos cosas: el cuerpo escultural comiendo de todo, y los viajes de lujo. Mira, igual me pongo esa camiseta…
Un abrazo y suerte.