43. MÍO (Belén Sáenz)
Fue sencillo enredarle en la telaraña de una deuda inabarcable y permitir que las fechas para saldarla se le escurrieran entre los dedos. Bien sabía yo que no podría ofrecerme una reparación ni tenía amigos o familiares que respondieran por su honor, así que conforme a nuestra lex el pretor le impuso la pena de convertirse en mi esclavo. En posesión plena. Era justo lo que pretendía desde que lo vi apoyado en una columna, en el foro, comiendo una naranja que había abierto con las dos manos, sin siquiera pelarla. El jugo le resbalaba desde los antebrazos hasta las muñecas, y yo me quedé mirándole con la boca seca y el corazón galopante de deseo. Corrí, le perseguí desde el cardo hasta el decumano y le busqué en las termas, pero se alejaba de mí con miedo, o asco. Si no hay convencimiento, me prometí a mí mismo, habrá vencimiento. Ahora le espero en el patio de mi domus, donde sombrea la tarde y ya florece el azahar.
Muy buen relato. Bien ambientada en tiempos romanos con las palabras clave justas. Hasta cerca del final, no se sabe si el personaje narrador es hombre o mujer, un plus añadido.
Tremenda ley la que ampara que unas personas dejen de serlo para convertirse en la posesión de otras, sin sombra de derecho propio. Nos quedamos sin saber en qué deuda imcurrió este hombre para convertirse en esclavo, seguro que vino impuesta por la necesidad, de la que se aprovechó con artimañas un degenerado, con el único pensamiento de hacer uso de una caprichosa e injusta posesión.
La ambientación de época romana y un título tan breve como explícito , hacen del relato algo original y potente.
Un abrazo y suerte, Belén
Un texto muy bien ambientado y con un final sin comentar, pero muy bien sugerido. Mucha suerte, Belén, buen relato. Un abrazoo.
Todo un guion para una película, las leyes Romanas podían llegar a ser muy crueles.
Podrá dominar su cuerpo pero difícilmente su mente si es esclavo no lo acepta.
Una trama muy bien conducida.
Belén, está genial: el voopret, la descripción del deseo, la trama condensada en unas pocas líneas, la ambientación romana. Y, como dice Edita, no saber si el sujeto deseante es hombre o mujer, aunque tratándose de la antigua roma…
Un abrazo y suerte.
Todo un peplum erótico en pocas palabras. Impactante esa imagen de la naranja en pleno estallido de pasión. Y la ambientación, genial (hasta he aprendido lo que es el cardo y el decumano). No le falta nada, Belén. Un abrazo.
El deseo apoyado en el poder para doblegar a la voluntad, contado en el contexto adecuado y con esa asombrosa facilidad tuya para construir historias que calan y se disfrutan.
Una vez más, Belén, me ha encantado.
Un abrazo.