63. Ilusión pinchada
Años para aprender a jugar a voleibol.
Meses para entrar en su equipo favorito.
Semanas hasta recibir la camiseta con su número de la suerte.
Días de entreno hasta empezar la liga.
Horas de banquillo para salir al campo.
Minutos, colocado, en la línea de fondo.
Un segundo, solamente, para fastidiarla en el saque.
Aurora, me encanta el uso que haces del tiempo, es tal cual la misma vida. Por mucho que nos esforcemos siempre podemos fastidiarla en el último momento.
Un abrazo y suerte.
Hola, Rosalía, muchas gracias por tu tiempo para leer y comentar, yo esta convocatoria voy rezagada…
Si al final en el último instante podemos fatisdiarla, supongo que hay que disfrutar del camino, del proceso.
¡Abrazo!
Magnífico, Aurora. Esa medición del tiempo me ha encantado.
Felicidades.
Un fuerte abrazo.
Dicen que el tiempo es corto para los que gozan y largo para los que sufren, este protagonista experimenta ambas sensaciones en un abrir y cerrar de ojos.
Muchas gracias por comentar, Javier.
¡Abrazo!
En los recientísimos Juegos Olímpicos hemos conprobado la dureza de poner preparación, sacrificio e ilusiones al servicio de un resultado, para que, en un mal momento, en un instante de poco acierto, todo se vaya al garete, igual que la punta minúscula de una aguja puede desinchar un globo enorme, con estruendo, además.
Un abrazo y suerte, Aurora
Bien cierto lo que comentas, Ángel, conozco un caso muy cercano que en estos JJOO, sus primeros además, le ha sucedido y es una gran pena, lo único bueno es que la ilusión y experiencia que ha vivido, aunque no fuese con el final soñado, no se la quita nadie.
Uih esa punta minúscula de la aguja da para mucho, mira los Hermanos Grimm ya la utilizaron con Blancanieves, podríamos montar un relato con el globo gigante de estos juegos…
Muchas gracias por comentar.
¡Abrazo!
Relato de rabiosa actualidad: radiografía de lo que le está pasando a muchos en París.
Bien cierto, Edita, les está pasando a unos cuantos y, a veces, no es nada justo la verdad por todo el esfuerzo que han hecho.
Muchas gracias por leer y comentar.
¡Abrazo!
Hola Aurora:
Uno puede colocarse en la línea de fondo y esperar a que le llamen para salir al campo, podrá o no «cagarla» en el último segundo, pero si «se coloca» en el último minuto, la caga seguro, sobre todo si vienen los de antidoping. Un relato que se presta a varias lecturas. Interesante, un voorpret pinchado por colocarse, no donde no debe, sino cuando no debe.
¡Suerte!
Esa era la principal idea, Javier, creo que en estos JJOO solamente ha habido seis casos de dopaje, eso está genial y, sobre todo, que la juventud se conciencie, no solo en las competiciones de alto nivel o máximo rendimiento, también en su día a día.
Y vaya rollo te he soltado jajaja
Muchas gracias por tu comentario
¡Abrazo!
Fabuloso, Aurora. Con ese goteo temporal vas llevando al lector paso a paso por todo el recorrido del protagonista, casi de la mano, haciéndole sentir con él esa misma anticipación, incluso aunque el final no sea el deseado. Pobre, qué penita. Espero que en el siguiente partido le vaya mejor.
Un abrazo y mucha suerte.
Sí es verdad, Ana Mª, es una penilla, tanta esfuerzo para fastidiarla en un instante. Suerte que se lleva la ilusión vivida hasta llegar a ese fatídico segundo, aunque imagino que en ese mismo momento esa reflexión se la traerá al pairo jajaja
Muchísimas gracias por comentar
¡Abrazo!
No importa que haya fallado en el saque, he visto partidos en estos juegos y recuerdo a los noruegos que jugaron y ganaron a los españoles que fallaban en el saque. Recomiendo a tu protagonista que no desfallezca, hay que seguir. Si ha llegado hasta ahí es porque se ha esforzado y lo han valorado.
Esta panorámica rápida de un deportista sirve para todo en la vida, que nos pide esfuerzos para llegar a lo que deseamos.
Ahora me haces dudar, Rosa, creo que en voley pista, no playa, cuenta como falta el saque fallido…
Pero bien cierto lo que dices, puede suceder y sucede en cualquier aspecto de la vida, ya sea cotidiano o extraordinario lo que deseemos requiere algún tipo de esfuerzo, lo bonito es disfrutarlo.
Me alegra leer tu comentario, Rosa.
¡Abrazo!