51. Conexión
Un golpe de viento abre la ventana apagando las velas y las llamas de la lumbre lanzan sombras que recorren las paredes y el techo. Padre busca aprisa las cerillas para encenderlas de nuevo y vuelve a sentarse en su silla de anea para seguir cenando.
En su butaca, la abuela se deja los ojos zurciendo por enésima vez alguna prenda. Sus gruesas gafas ocupan la mitad de su cara afilada y arrugada. Cuando se pincha con la aguja suelta un improperio, y el abuelo se despierta de su siesta y suelta otro improperio por ver su sueño interrumpido, aunque el abuelo vive en una siesta permanente con los intermedios justos para comer y escuchar la radio.
Madre nos cuenta historias de su niñez y la escuchamos con atención sentados en el suelo. La abuela la corrige a veces, su memoria es aún muy fiable, pero madre no se deja corregir y la manda callar, y la abuela levanta la voz, y madre la sigue, y la inesperada y acalorada discusión provoca un error 303 en el sistema, deteniéndolo.
Antes de reiniciar el proyector de realidad virtual miro a los ojos del holograma de madre. Últimamente la noto apenada.
No hay que olvidar el pasado que nos ha hecho como somos, pero pretender permanecer en él sin vivir el presente, comprometiendo el futuro, no puede ser saludable. Por mucho que avance la técnica, quien muere no vuelve, la supuesta conexión, siempre artificial, es más una distorsión, un espejismo.
Un relato que plantea aspectos interesantes y muy humanos, como la nostalgia y aferrarse a lo perdido.
Un saludo y suerte, Álvaro
Gracias siempre por tus palabras, Angel. Un abrazo.
Álvaro, me gusta mucho ese giro final futurista, que no veo descabellado del todo, la verdad. Si la memoria analógica falla, es mejor tener los recuerdos digitalizados para poder acudir a ellos a refugiarnos.
Un abrazo y suerte.
Muchas gracias, Rosalía.
Hola Álvaro. Muy bien hilado el micro, título incluido, con ese doble sentido de la conexión.
Gran ritmo en las frases sobre las conversaciones, para toparnos de golpe con la realidad que, por suerte o desgracia, es virtual.
Enhorabuena por el relato y mucha suerte
Acabaremos viviendo en un mix de realidad clásica y de realidad virtual. O, espera, ¿no lo hacemos ya?
Gracias por entrar a comentar, y por hacerlo de esta manera tan afable. Un abrazo.