77. Natsukashii
Prosperó en aquel país lejano a pesar de las barreras del idioma, clima y cultura. Era mucho lo bueno. Tenía suficiente dinero en el bolsillo para premiarse con carne de wagyu y sake de primera, pero le fue imposible recrear el umami del humilde ají dulce que sazonó su infancia.
Toti, qué curioso que exista una palabra en japonés tan parecida a la saudade portuguesa, aunque esta última implique algo de tristeza.
Me gusta el uso que haces de las comidas y sabores del protagonista para hacernos sentir su saudade/natsukashii
Un abrazo y suerte.
Curioso, ¿verdad? Mil gracias por tu buena vibra, Rosalía.
La infancia es única e irrepetible. Casi todo lo que suceda después forma parte de una inercia en la que todo se parece, en la que se tiene la certeza de haber tocado techo, que ya nada se podrá superar ni va a sorprender.
Un abrazo y suerte, Toti.
Hola Ángel, gracias por tus comentarios tan acertados y generosos siempre.
No sé si sabes que vivo en Venezuela, así que todavía no tengo tu libro, pero estaré en Sevilla a finales de octubre y lo buscaré.
Un gran abrazo.