10. DESPECHO
Un salón de grandes dimensiones me sorprendió al traspasar el umbral, donde se iba a celebrar aquel baile de disfraces, como indicaba la barroca invitación que encontré una mañana en mi mesa de trabajo. Telas y complementos competían en ostentación con las más variadas máscaras, y grandes lámparas de abalorios, reflejaban suntuosos collares y botonaduras, dando a la pieza la apariencia propia del fasto de un salón veneciano abarrotado de personajes célebres. Mi timidez inicial se convertía en desparpajo, a medida que pasaba la noche entre bailes y copas, siempre bajo el anonimato que nos proporcionaban las máscaras.
En un momento de la fiesta, me vi prácticamente arrastrada por un experto bailarín al centro de la pista,donde bailamos sin descanso buena parte de la noche, hasta que el sátiro creyendo haber ganado confianza y aprovechando un molinete, deslizaba una mano en mi escote mientras me aferraba una nalga con la otra. La bofetada que le propiné produjo un silencio atronador a nuestro alrededor, que aproveché para abandonar la fiesta.
Al día siguiente ,mi jefe bastante irritado me llamó a su despacho, y sin darme ninguna explicación ,me comunicó que a partir del próximo mes prescindía de mis servicios.
Vaya, otro más que entiende las relaciones laborales como en el feudalismo. Bien por la bofetada.
Un saludo
JM
Lo jodido es que el cabronazo no le dio ninguna explicación por el despido. A nuestra protagonista no le quedó ni siquiera la opción de replicar con un » no sabía que era usted, Don Antonio» o acusarle formalmente de acoso sexual y llevarse una pasta. Entretenido relato Nuria.
Un beso.
Hola, Nuria.
Menudo capu***! Anda y que le den al tío asqueroso…
Me ha parecido un micro que, con aires divertidos, muestra una realidad que no me gusta nada.
Buena historia, Nuria.
Unos besos, guapa.
Nuria, la careta se la quitó en el despacho, donde se merecía que tu protagonista abrillantara un poco la punta de su zapato con una patada donde más duele. Me ha gustado. Abrazos.
¡Vaya pájaro! Ella no sabía quien era el enmascarado pero él si quien era ella. ¡Y encima con reproches!. Buen micro. Saludos
Es bueno que caigan las máscaras y se vea la realidad. En el fondo es lo mejor que le pudo suceder, dejar de tener como jefe a ese sujeto que se oculta bajo un disfraz para dar rienda suelta a su lascivia. Un relato muy bien llevado. Saludos.
Menudo sinvergüenza. Lo que me pregunto es ¿cómo adivino él que era ella, si llevaban máscaras?
Un beso, Nuria.
Nuria, sobraban las palabras, imagino. Vaya prenda. Suerte y saludos
Nuria, el relato tambien podría llamarse perversión porque un
Pervertido era el fefe.
Enhorabuena por tu imaimaginación y que tengas suerte este mes
Que jodío abusón. Ahora entiend lo de la invitación barroca en su mesa, anda que lo que montan algunos pa ligar…;). Yo además del bofetón le hubiera propinado una patadita en…ya sabes. Un beso, Nuria.
El jefe sí que lleva puesta una máscara, día a día. Habría que desenmascarar a todos estos personajes que son la lacra de la sociedad.
Bueno, bueno, lo que tiene el desenfreno. Vaya con el jefe. Que será que el poder siempre esta fuera de lugar.
Buen relato, pero el jefe no debería irse de rositas. Un saludo
¿POr qué será que algunos jefes confunden las churras con las meninas?
Muy bien llevado el micro, me ha gustado bastante. Enhorabuena y suerte.
Besicos muchos.
bueno al menos le queda la satisfacción de haberse librado de un impresentable, y de haberle colocado una buena bofetada.
Y eso sí que le pida la indemnización por despido improcedente…
Saludos
Buen relato. Me lo iba imaginando todo a medida que iba leyendo y al final me has arrancado la sonrisa. Mucha suerte 🙂
Por lo menos Nuria, espero que se le notase el cachete en la cara.
Un beso