68. El yayo prodigioso
El día que mi abuelo dio el estirón fue uno de los más increíbles de mi vida. Hablé con él por teléfono, y aún recuerdo el tono de su voz mientras me contaba sus primeras sensaciones. Se me han puesto los huesos rectos, hijo, y después han empezado a crecer y a crecer. Tenéis que venir, todos aquí están alucinando. Creo que lo tengo controlado, pero me da miedo de que mi piel no pueda dar más de sí, me decía, emocionado. Yo supliqué a papá y, como además era su ochenta cumpleaños, le llevé un balón de baloncesto, por si de pronto se convertía en pívot del Madrid.
Al llegar, fue alucinante. Las cuidadoras estaban cantando Cumpleaños Feliz, y él, al vernos, comenzó a erguirse como uno de esos muñecos de viento. Debía medir tres, quizás cuatro metros. Aunque mi padre, de regreso, dijo que no era para tanto, que como mucho había crecido algún milímetro.
Pero mi yayo es increíble. La semana pasada le salió una cabeza nueva, y hoy me ha llamado diciendo que está embarazado, que pronto tendré otro tío. Que se lo diga a papá, para que vayamos antes de que nazca su hermanito.
Una cosa no le falta a este abuelo: imaginación, que siempre es un regalo, para él mismo y para los demás. Merece que la familia le visite de forma regular, esos son los verdaderos momentos únicos. Y para imaginativo tu relato.
Un abrazo, suerte y feliz 2025, Alberto
Muchísimas gracias, Ángel, cuando escribía lo del balón de baloncesto pensé en tu hijo y en aquella conversación que tuvimos sobre basket, jeje.
Me alegra que te haya gustado el micro.
Un abrazo y feliz 2025
Yo también me he acordado y me alegra que te haya pasado lo mismo. Precisamente, ya es casualidad, estamos a punto, mi hijo yo, cuando escribo esto, domingo 29 de diciembre, 18:15 h., de salir para el Wiking Center (para mí siempre será el Palacio de los Deportes) para ver un Real Madrid-Barcelona de la liga ACB.
Ahí va otro abrazo, Alberto
A tal yayo, tal nieto. O viceversa. El abuelo se inventa disparates para que vayan a verlo y el nieto, tan fantasioso como él, se lo cree. Igual llevan algún gen tuyo porque imaginación no te falta. Ja ja ja.
Hola Edita, pues no sé me ocurre mejor piropo para acabar el año. Este concurso, sin duda, es la mejor fuente de Imaginación.
Un abrazo y gracias
Creo, que como comenta Ángel, se trata de la soledad de este hombre. Desea que su familia lo visite y es capaz de inventar lo increíble. Es conmovedor y triste que recurra a tretas absurdas para atraerles. Y como suele ocurrir, el hijo es el último que se da cuenta de esa necesidad.
Parece que los hijos nunca queremos ver la debilidad en nuestros padres, pienso que es porque debilita nuestra precaria seguridad.
Hola Rosa, pues si, el abuelo pelea con sus armas, y, a parte de sus fantasías, también usa su conexión con su nieto.
Muchas gracias por tus palabras y un abrazo
Buenísimo relato. Imaginativo, fresco y entrañable. Mucha suerte y enhorabuena.
Da gusto ver a ese abuelo que, a pesar de la edad, derrocha imaginación para inventarse tales historias. Espero que siga haciéndolo muchos años más y que su nieto siga alegrándole con sus visitas.
Un abrazo, Alberto.
Es un yayo irrepetible. Tienen que ir a verlo más a menudo. (Que pena que siendo su cumpleaños el nieto tenga que suplicar al padre que vayan de visita…)
Un abrazo y feliz año, Alberto.
Carme.
Hola Manuel, Ana y Carme. Muchas gracias por vuestras palabras y Feliz 2025.
Abrazos