69. Juego de tronos
Mientras nadie la observa nos saca de la caja de los juguetes rotos, nos desempolva y nos coloca sobre la cama, como cuando éramos niñas. Y se convierte de nuevo en la diosa de nuestras vidas de plástico. Ella decide las palabras que brotan de nuestros labios inertes, decide los vestidos que lucimos, decide cuando sonríen nuestras bocas inmóviles o cuando discurren lágrimas de rímel corrido sobre nuestras mejillas, siempre frías. Decide lo que estudiamos, con quien nos casamos y a quien le arranca los pelos o la cabeza si se porta mal. Ella es la reina que nos concede deseos, estruja nuestros miedos y nos siembra de vergüenzas. Hasta que llega él. Y ella se convierte en una barbie, en robot de cocina y, al caer la noche, en muñeca hinchable.
Momentos memorables los primeros, creativos y gozosos, en claro contraste con los segundos («hasta que llega él»), que todo lo enfangan.
Un relato lleno de simbolismo, con una descripción demoledora tras el último punto y seguido: la de una mujer sometida en todos los aspectos. No hay nada más desigual que alguien que gobierna y domina sin miramientos sobre otra persona, sin considerar que merece respeto.
Un abrazo y suerte, Elena.
Feliz fin de año y suerte y salud para el nuevo.
Hola Ángel, feliz año, suerte, amor y salud para ti también. Muchas gracias por tus comentarios, siempre certeros. Otro abrazo para ti.
Contrastes y paralelismos muy bien plasmados. La protagonista juega con las muñecas como juegan con ella. Pasa de ser reina dominadora en el mundo fantasioso de las muñecas a esclava en el mundo real. Y al contrario: después de ejercer de muñeca de carne y hueso, proyecta su experiencia subiéndose al trono para manejar a las de plástico a su antojo. Queda un gusto amargo en el alma.
Hola Edita, feliz año, salud, suerte y mucho amor para el 2025. Muchísimas gracias por leer y comentar. Abrazos fuertes.
Genial Elena, lo que parecía otro relato de una niña marimandona y maltratadora de muñecas, se convierte al final en “la dura realidad de una mujer manipulada” incapaz de romper con el imbécil que la tiene sometida.
La pirueta final vale un premio.
Hola Rosa, muy feliz año y mis mejores deseos para ti. Muchas gracias por leer y comentar. Abrazos fuertes.
Elena, qué bien llevado el micro y qué buen giro final, con esos tres elementos tan simbólicos en que se convierte tu protagonista: barbie, robot de cocina, y muñeca hinchable. Ojalá en este año nuevo mande a la mierda al imbécil.
Un abrazo y feliz 2025.
Hola Rosalía, feliz año y mis mejores deseos para el 2025. Gracias por tus comentarios y sí, seguro que manda al imbécil a la mierda. Demasiado tiempo aguantándole. Besazos.