53. Fragmento de un certificado de defunción
La testigo afirma que el sujeto sin identidad dijo llamarse don Quijote y que se refirió a ella como su señora Dulcinea. Que, a pesar del encantamiento, sabía que el lugar donde se encontraban no era Deseos Club, tal como indica el luminoso, sino un palacio situado en el Toboso manchego. Que el maligno Frestón había puesto otra vez nubes y cataratas en sus ojos para transformar la sin igual hermosura y rostro de su amada en el de una ramera carirredonda y chata. Que, después de pronunciar dichas palabras, el desconocido perdió el conocimiento por unos minutos y que al volver en sí comenzó a toser tinta. Que entonces dijo haber recuperado la cordura y que su nombre era Alonso Quijano, protagonista de una obra universal escrita por Miguel de Cervantes. Que se negaba a formar parte de este escrito que por menor en todos sus aspectos es conocido como microrrelato. Que su deseo era regresar de inmediato a El Ingenioso Hidalgo Don… Y que antes de terminar la frase falleció.
Nota adicional: Tras una laboriosa investigación, concluimos que tanto Miguel de Cervantes como Dulcinea, don Quijote y demás mencionados no son más que invenciones del difunto.– Vale.
Muy bien hilada la primera mitad del relato, muy al estilo cervantino. Divertida la negativa del personaje a participar en el microrrelato. Y soberbia esa inesperada conclusión del último párrafo.
Un abrazo enorme, María.
Muchas gracias por tu comentario, amiga.
A ver si nos vemos pronto.
Nadie se salva de tener un ego, menos todavía un protagonista mundialmente conocido, de una obra de considerable extensión. Es normal que en una más breve no quiera estar.
Un relato que muestra que Quijotes habrá siempre, lo mismo que personas que nunca apreciarán como merecerían a los generosos y altruistas. Una historia en la que al final todo parece ser mentira, o no tanto.
Un abrazo y suerte, María
Yo también preferiría ser la prota de una obra universal que de un microrrelato.Aunque la única verdad es que El Quijote está en todas partes.
Un abrazo, Ángel.